Ciudad de México.- (Notimex).- El desarrollo cognitivo, psicológico y físico de los niños en la primera infancia deriva en beneficios para las siguientes etapas de vida; la inversión en el país para este segmento de la población es de 0.8 por ciento del PIB, ello, en comparación con el 1.2 por ciento que se destina en América Latina para la atención a este sector, indicó la representante adjunta de la UNICEF en México, Pressia Arifin-Cabo.
Dijo que esta última cifra sigue siendo baja en comparación con otros países de la OCDE, de ahí la importancia de la inversión en este sector debido a que de los cero a los cinco años de edad es una de las etapas fundamentales para el desarrollo cognitivo, físico y social de las personas.
“Es muy importante que se invierta en la primera infancia, es decir, de los cero a los cinco años, porque sabemos el desarrollo desde la primera infancia va a dictar también cómo el niño tiene su rendimiento en la primaria, secundaria y la adolescencia”.
En opinión de Arifin-Cabo, el ajuste al Programa de Estancias Infantiles para madres trabajadoras debería ofrecer otras alternativas, además del cuidado por parte de los abuelos, ya que no se trata sólo de poner a los niños frente a la televisión, sino atender aspectos que tienen que ver con la nutrición, la salud y aprendizaje; de ahí la importancia de replantear los estándares de cuidado de calidad para los niños en cualquier espacio, dijo en entrevista con Notimex.
El rendimiento escolar de los niños de primaria es determinado por la atención en la primera infancia y México “es uno de los países de la OCDE donde el aprendizaje no es tan bueno, al no tener este buen aprendizaje en la primaria es un indicador de que no se tuvo un buen desarrollo en la primera infancia, tiene consecuencias en la primaria, secundaria y media superior”.
Así, expuso, si el objetivo es mejorar los resultados de acceso, permanencia y aprendizaje en el sistema educativo es necesario comenzar desde la primera infancia debido a que es una de las etapas más sensibles en el crecimiento.
“Los niños tienen derecho a acceder a buena nutrición, buena salud, estimulación y aprendizaje, y eso lo tiene que garantizar el Sistema Educativo en general, es grande la población de niños en el país, es una de cada tres personas en México, entonces por qué sólo destinar pocos recursos al 30 por ciento de tu población”.
Para la investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional, Clotilde Juárez-Hernández, un cerebro bien nutrido y estimulado desde antes del nacimiento y durante la primera infancia se puede desarrollar de manera normal.
La especialista en desarrollo, cuidado y educación de la primera infancia, explicó que los niños tienen dos maneras de aprender; así, en la educación informal, que es la que se aplica en el entorno familiar, cognitivamente los niños obtienen su aprendizaje al ser parte de la convivencia y una comunicación recíproca, mediante la observación de las personas con las que conviven.
En el contexto de la educación formal es necesario contar con adultos que desempeñen una función profesional, con conocimiento de las necesidades de desarrollo, cuidado y educación de los niños, lo que se suma a contar con infraestructura y espacios adecuados, así como especialistas de atención a la primera infancia.
En México, añadió, la primera infancia y las personas adultas mayores son dos sectores de los extremos de la curva poblacional y ambos son considerados como vulnerables y sujetos de cuidado por parte de otros.
“Es innegable que los abuelos son figuras encantadoras y amorosas con sus nietos, pero solo un rato, no se les puede demandar ni exigir que se hagan cargo de otros, ellos ya cumplieron con la crianza de una generación. No son las personas indicadas para atender, cuidar y educar a un niño de tiempo completo porque carecen de la energía física y a veces de salud, para ser capaces de responder a la demandante atención del crecimiento y desarrollo de un niño pequeño”.
En ese sentido, explicó que los infantes requieren de manera cotidiana una rutina organizada, consistente, firme, disciplinada, tolerante, paciente y estimulante, tienen una energía vital que requiere de un adulto sano, fuerte, sensible e informado para atender sus necesidades, no sólo físicas, sino también emocionales y del desarrollo de su potencial.
En México, expuso, el servicio de atención a la primera infancia, es decir de la educación inicial, de los cero a los tres años, incluso del primer año de educación preescolar, que va de los tres a los cuatro años, está protegida por el derecho de las madres trabajadoras como una prestación laboral, tanto en el sector público, como en el sector privado.
En su opinión, los niños de cero a tres años de edad en México no cuentan con el reconocimiento de sus derechos humanos, los cuales obligarían al Estado a asumir la responsabilidad de su atención, cuidado y educación, ello, con financiamiento para contratar personal profesional calificado, más infraestructura y equipamiento.
Lo anterior, se hace aún más necesario cuando las madres trabajan y requieren que sus hijos cuenten con la atención de cuidadores y/o educadores profesionales durante su jornada de trabajo.