Ciudad de México.- (Notimex).- Las organizaciones de la sociedad civil juegan un papel importante en la batalla contra el VIH/Sida, pues realizan actividades como reparto de condones, aplicación de pruebas de detección y acompañamiento a servicios de salud a personas marginadas, por ello son clave para detener dicha epidemia en México.
Alejandro Brito, director de la asociación civil Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana, expuso que de todas las detecciones de VIH que se hacen en el país, alrededor de 15% las realizan las organizaciones civiles, sin embargo si se les suspenden los recursos que les otorga el gobierno federal, 30 centros no podrán funcionar de manera óptima.
Éstos se ubican en las principales ciudades del país como Ciudad de México, Puerto Vallarta, Jalisco, Monterrey, San Luis Potosí, en casi todos los estados, donde no hay, sostuvo, son los que tienen la prevalencia más alta de VIH.
Por ello son necesarios, porque les dan atención a poblaciones marginadas y vulnerables, que están en riesgo de infección, quienes son usurarios de drogas intravenosas, mujeres trans, hombres y mujeres que ejercen el trabajo sexual, hombres gay y hombres que tienen sexo con hombres (HCH) pues, de acuerdo con su opinión, el Estado no tiene la capacidad ni los recursos para llegar a estas poblaciones.
Ello, porque las organizaciones son parte de estas poblaciones y son comunitarias, tienen mayor facilidad de acercarse y brindarles estos servicios; en tanto, las instituciones no, porque éstas esperan a que las personas lleguen a las clínicas o centros especializados de VIH y por lo regular cuando lo hacen llegan con una etapa de Sida avanzada.
Las organizaciones civiles con sus centros comunitarios realizan trabajo de campo, acuden a las comunidades, a las calles, a los centros de encuentro y reclusorios donde están dichas poblaciones y les ofrecen estos servicios, cosa que no pueden hacer las instituciones porque no cuentan con los recursos y con las habilidades, además hay desconfianza de estas poblaciones marginadas
Comenta que tienen más confianza con gente que pertenece a sus propias comunidades, pues el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) no ofrecen la prueba de detección a menos que se sea derechohabiente y que un médico la prescriba.
Lo cual no sucede, porque mucha gente vive en condiciones de marginalidad, no tiene trabajo y sus condiciones de vida son precarias, como las trabajadoras sexuales por ejemplo, que no están aseguradas y no pueden acceder a las instituciones de salud.
Para ellas es más fácil acceder a estos centros comunitarios porque son servicios amigables, porque ahí no sufrirían discriminación, ni maltratos por parte del personal médico por su orientación sexual o identidad de género.
Alejandro Brito precisó que no ve al personal de estas instituciones yendo a los “picaderos” de Tijuana o Ciudad Juárez a ofrecer condones, jeringas desechables, aplicar pruebas de detección y darles tratamiento, esto lo hacen las organizaciones civiles y lo hacen muy bien.
Es vital el papel que tienen para combatir la epidemia, ya que el problema principal es que la gente se realiza la prueba de detección tardíamente ya en tapa de Sida, casi 50% de las personas, es decir llegan con su salud afectada, muchas de ellas tienen que hospitalizarse y algunas mueren
Por ese diagnóstico tardío es que no se han podido abatir los índices de mortalidad, han disminuido poco a pesar de que se tienen tratamientos gratuitos y muy eficaces, tan eficaces que no sólo detienen el avance del virus en el organismo, sino que incluso previenen las infecciones.
Es decir, al reducir la circulación del virus en el organismo de una persona bajo tratamiento a niveles cero, esa persona ya no transmite el virus a sus parejas, por lo cual los tratamientos tienen un doble impacto.
Indicó que se tiene que hacer un trabajo de salud y uno preventivo, que es poner bajo tratamiento a todas las personas que viven con VIH en el país y abatir ese retraso en el acceso a las pruebas de detección, así como en el acceso a los tratamientos.
Y en ese continuo de atención, las organizaciones civiles son fundamentales porque atienden a las poblaciones que están más afectadas por la epidemia.
Por ello se necesita aumentarlos y fortalecerlos, que se construyan más, ya que 30 son pocos, se necesita por lo menos el doble o más, para que estén en las ciudades más afectadas, como Veracruz, Coatzacoalcos, Campeche y Tabasco, estados donde la prevalencia del virus es alta.