Querétaro, Querétaro.- (Notimex).- Una mujer nos acompañó a millones de mexicanos todos los días a la primaria, paciente, aunque también orgullosa, nos esperaba en el salón mientras salíamos corriendo en desbocado desorden al recreo y fue testigo de nuestras alegrías y angustias infantiles.
Cualquiera que mire sus ojos negros almendrados, su vestido blanco y la bandera nacional ondeando un poco detrás y arriba de ella a su izquierda, regresará por un segundo a su salón de clases y a su inconfundible olor
Se trata de “La Patria” o, para decirlo mejor, la representación de la Patria que pintó el maestro Jorge González Camarena. Todos conocemos la obra, porque aparecía en la portada de nuestro Libro de Texto Gratuito.
Pero pocos saben que la modelo que sirvió de inspiración se llamaba Victoria Lorenlas y que su fama se debe al trabajo de alguien que, al cumplir sus primeros 60 años, está rebosante de vida y dispuesta a producir, fabricar y entregar 180 millones de ejemplares entre junio y julio.
El cuadro original, una obra de caballete, reposa resguardada dentro de un empaque especial que sólo se puede abrir bajo supervisión de un curador de arte y con notario público como testigo, en el almacén en Tequesquináhuac, Tlalnepantla, Estado de México.
Como lo ha venido haciendo desde 1958, la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), trabaja a marchas forzadas para poner en manos de cada niño que llega a su nuevo ciclo escolar, el paquete de libros que lo acompañará durante un año
En el taller general ubicado en el Parque Industrial Bernardo Quintana, en Querétaro, la prensa plana, las dos rotativas Harris (capaces de producir hasta 100 mil ejemplares por hora), los rollos de papel gigantes y el entusiasmo de decenas de trabajadores, están en marcha.
Esta es la institución con 60 años de antigüedad que está más viva y rebosante que nunca. A decir de su director general, Antonio Meza Estrada, la feliz mezcla entre experiencia y juventud en su plantilla laboral, la convierten “en una institución muy benévola de la escuela mexicana”.
Porque en esta conmemoración del LX Aniversario de la Conaliteg, se reconoció también a muchos de quienes han entregado su vida laboral a ella, incluso por generaciones.
Se les entregaron reconocimientos a Rodolfo Valdez López, por 38 años de trabajo; Benjamín Nápoles Hernández, por 36 años; Andrés García Serrano, por 33 años; Marina Pintor García, por 32 años; Dioinisia Alberta Flores Amigón, por 31 años, y María Guadalupe Villegas Trejo, por 28 años
De hecho, en entrevista, Rodolfo Valdez López se dijo muy orgulloso de sus primeros 38 años de trabajo aquí. Se encarga de los montacargas y fue quien se animó a venir a Querétaro desde la Ciudad de México, cuando la planta se mudó, hace 20 años.
Su hijo trabaja en el mismo taller y ambos se asumen parte del equipo que lleva libros de preescolar, primaria y secundaria a millones de niños hasta el último rincón del país, escritos no sólo en español, sino en lenguas indígenas, lenguaje Braille y macrotipo para débiles visuales.
También María Guadalupe Villegas Trejo narró una historia familiar de reto y éxito. Ella actualmente trabaja en el área administrativa, pero llegó a la Conaliteg hace 28 años, con 19 de edad, a instancias de su padre, que trabajaba ahí.
Sus hijos eran pequeños en 1998 cuando la planta se cambió a Querétaro. Ella se había quedado sola y decidió venir, aunque sus niños permanecieron tres años en la Ciudad de México, hasta donde viajaba cada semana para verlos.
Hoy es orgullosa abuela de dos pequeñines y dice sentirse feliz cuando ve “las caritas de los niños” que van a las visitas guiadas a la planta, a ver cómo «nacen» sus libros.