Por Christián Gutiérrez
Me gusta ver o escuchar mesas de análisis político con gente interesante, ya sea con temas locales, nacionales o internacionales; sólo tengo un criterio: que me aporten algo.
Por costumbre, desde hace varios años le presto atención a ciertos periodistas y analistas locales que, me parece, hacen buen análisis político. Uno de ellos es el periodista moreliano Arturo Tzintzún Mora, del cual disfruto sobremanera su estilo lacónico, su valentía y su cultura general.
En realidad, nunca me ha parecido que Arturo haga análisis fuera de lugar, sin embargo, por primera ocasión lo escuché fuera de foco en un tema que estudio, desarrollo y me apasiona: me refiero al marketing político.
Lo escuché en una mesa de análisis con el periodista Jaime López Martínez, por cierto, otro de los periodistas locales a los que sigo con frecuencia por el talento que tiene.
Estas líneas, en realidad las escribo con el ánimo de provocar al periodista Arturo Tzintzún intercambiar reflexiones, ideas y señales con él, en un tema por demás interesante. Hace unas horas, cuando lo escuché opinar, me pareció “precipitado”. Su ligereza me sorprendió y hoy me parece necesario llamar su atención, con el respeto que siempre le he tenido.
En la mesa radiofónica de análisis habló acerca de la popularidad en redes sociales del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y Arturo, entre otras opiniones, aseguró que la popularidad del Presidente “va a la baja”, pero además, aseveró que el marketing político lo utiliza López Obrador para engañar a la gente, ya que es una disciplina que tiene como objetivo ofrecer, presentar y vender políticos como si fueran productos (esta idea es mía y genérica de lo expresado en la mesa por Arturo Tzintzún).
Su expresión e ideas acerca del marketing político es lo que no comparto y deseo refutarlo.
Sin entrar en detalles académicos o teóricos, Arturo Tzintzún y cualquiera que piense lo mismo del marketing político debe saber que está equivocado y me siento con la obligación de dignificar la disciplina que desarrollamos algunas personas que estamos involucrados en el mundo del marketing político -en mi caso, en el mundo del neuromarketing político-, y lo hacemos de manera profesional, al igual que él hace el periodismo.
Lo primero que debe saber Arturo es que el marketing político es una disciplina -para muchos una ciencia-, que se nutre de una serie de técnicas que debe desarrollar un especialista, por ejemplo:
- Un especialista en marketing comercial o político debe hacer investigación de mercados, para detectar las motivaciones presentadas en clientes, clientes potenciales, clientes políticos o clientes políticos potenciales.
- Un especialista en marketing comercial o político debe utilizar metodologías, estadística y análisis de consumo, para comprender acerca de necesidades o miedos que subyacen en el cerebro de las personas.
- Un especialista en marketing comercial o político sabe que no sólo se vende un detergente o “a un político”. Los que hacen marketing profesional, sobre todo aquellos que hacemos neuro-marketing comercial o político, hoy debemos ir más allá y estudiar etología (comportamiento y conducta de los animales), economía conductual, psicología cognitiva, neuro-ciencia, neurolingüística, marketing, comunicación, periodismo, imagen, diseño gráfico, animación, etcétera. Si uno no es especialista en todas estas disciplinas, por lo menos se deben tener nociones de las mismas, para hacer marketing de manera seria y profesional.
- Un especialista en marketing comercial o político, entre otras cosas, debe actualizarse. Inclusive los que hacemos neuro-marketing, estamos obligados a ir más allá de las clásicas encuestas o estudios cuantitativos, cualitativos o mixtos, los cuales por cierto van en desuso por los niveles de sesgo que presentan. Los que hacemos neuro-marketing, ahora partimos de una base de estudio científico del cerebro humano y de la forma en la que funciona; y me refiero al cerebro de la mujer y del hombre, porque no son lo mismo, y un profesional del neuro-marketing debe generar estímulos diferenciados para persuadir. Quien no comunica y estimula diferenciando a hombres y mujeres, hará el marketing tradicional y estará presentando los resultados de siempre.
En realidad hay más razones y motivaciones que nos mueven y compromisos que nos deberían mover a los profesionales del marketing o del neuro-marketing, pero creo que con cuatro basta para iniciar un intercambio de reflexiones con Arturo Tzintzún.
Por último, deseo comentarle a mi querido amigo Arturo, que comprendo el sentido que tuvo para expresar lo que expresó, sin embargo, no comparto sus impresiones e ideas, y sí por el contrario, debo decirle que el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, efectivamente está utilizando marketing político. Es más, le puedo asegurar que utiliza asesores especializados en neurociencia, neurolingüística, marketing político, comunicación de masas y en opinión pública.
Arturo, lo que López Obrador dice y comunica, no tiene un centímetro de ocurrencia.
Puedo asegurarte Arturo, que los marcos conceptuales que está construyendo Andrés Manuel López Obrador están siendo efectivos y están llegando directamente al subconsciente e inconsciente del cerebro de los mexicanos.
El cerebro de los mexicanos consume estos marcos conceptuales y ni cuenta se están dando; tampoco se dan cuenta los periodistas, los intelectuales o los opinadores, y es normal, no todos están obligados a saber de neurociencia, de economía conductual y de psicología cognitiva.
Por cierto, hacer lo que hace Andrés Manuel López Obrador no es manipulación, aunque muchos lo crean y lo aseguren.
Hacer marketing con neurociencia y otras ciencias, es tener en la mano un cuchillo muy bien afilado, que lo mismo se puede utilizar para cocinar, que para asesinar. Los que hacemos neuro-marketing con ética, utilizamos el cuchillo para cocinar y sólo los mezquinos o los mercenarios asesinan con el cuchillo.
¿Por qué lo sé Arturo? Mucho de lo que hace López Obrador lo estudié ya en la Universidad, y a través de diversos autores. Comprendo y sé lo que viene para López Obrador; en realidad, creo que para él viene lo mejor, pues en realidad no veo que los partidos de oposición tengan con qué oponerse en materia de comunicación y marketing político, ya no hablo de neuro-marketing político.
* El autor, es maestro en neuromarketing por la Universidad de la Rioja, España.
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