Ciudad de México.- La bailarina mexicana Elisa Carrillo Cabrera se convirtió, ayer, en la primera latinoamericana en obtener el Premio Benois de la Danse 2019, el llamado Oscar de la danza, por su actuación en la obra Romeo y Julieta.
Elisa Carrillo se dijo agradecida por el reconocimiento a su interpretación, y dedicó a las mexicanas y a los mexicanos el premio, no sin antes recordarles “luchar y trabajar para alcanzar los sueños”.
La bailarina originaria de Texcoco, en el Estado de México, inició sus estudios en la danza clásica desde los 6 años. Tres años después, ingresó a la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBA.
Ya para sus 30 años, y con una larga carrera al recorrer el mundo gracias al movimiento de sus pies, Elisa Carrillo se convirtió en la primera mexicana en lograr ser la bailarina principal del Staatsballett de Berlín. Ese mismo año, la misma ciudad alemana la nombraría entre las 50 personalidades más importantes.
A la par, en México, el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la Cámara de Diputados la designaron Embajadora de la Cultura de México.
En toda su carrera, construida con base en la disciplina, Carrillo ha visto pasar por sus manos diferentes reconocimientos, entre los que desfilan: el Premio Dance Open, de San Petesburgo; la Medalla de Mérito en Arte, por parte de la Asamblea Legislativa; Medalla Bellas Artes, desde la Presidencia de México; además de ser nominada para la Medalla Belisario Domínguez y al Premio Alma de la Danza, del Ministerio de Cultura de la Federación Rusa y la revista Ballet.
Como testigo de estos reconocimientos basta echarle un ojo a los videos donde se ve a la bailarina dejando el alma en el escenario, en cada interpretación, con movimientos exactos.
Carrillo tiene su propia fundación, donde apoya a niños y jóvenes en competencias de ballet realizadas por Estados Unidos y Europa.
Sin olvidar que promovió la realización del Diplomado en Pedagogía de la Danza Clásica, impartido en la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBA.
“Algo muy importante para un bailarín es la base, la escuela, el cómo te preparas, por lo que en la danza también es muy importante la actualización, pues año tras año se descubren nuevas cosas, en ese sentido nosotros, mi esposo Mikhail Kaniskin y yo, tuvimos la inquietud de aportar respecto a la formación de bailarines”, comentó la bailarina para la Secretaría de Cultura Federal en 2018.
(Con información de SinEmbargo).