Por Christián Gutiérrez
He decidido iniciar un nuevo ejercicio semanal: a partir de ahora, adicional a la columna “Esfera Pública” que escribo cada semana, redactaré una columna que llevará por nombre #SinCorrupción.
El objetivo de esta nueva columna semanal, será contribuir para que el sistema político mexicano mejore y reforzar diversos tipos de cultura, necesarios para alcanzar mayor progreso personal y colectivo; me refiero a la cultura de legalidad y anticorrupción, de transparencia y rendición de cuentas, así como a la cultura política democrática.
Poner en blanco y negro los fenómenos políticos y sociales que acontezcan en el mundo, en México y en Michoacán, será necesario para conocerlos y analizarlos con objetividad. Desde luego, esta columna no será una “Torquemada” de políticos, ciudadanos o instituciones, tan solo un espacio de reflexión personal, público y debatible.
En esta ocasión, decidí que la primera columna podría llevar por título: “Pequeños Sultanes”, para hacer referencia a ciertos diputados de Michoacán que fueron noticia negativa en días pasados.
En diversos medios de comunicación, trascendió que diputados del Morena y del PT, realizaron gastos personales para apoyar a ciudadanos michoacanos, sin embargo, estos mismos diputados solicitaron al área de finanzas del Poder Legislativo les fuera reembolsado lo erogado en “apoyo social” (el apoyo y las pruebas documentales de lo que comento, las pueden encontrar aquí http://michoacantrespuntocero.com/se-derrumba-austeridad-cafe-del-vips-diputados-piden-se-les-reembolse/).
Hay una pregunta que me parece obligada: ¿Es malo lo que hicieron los diputados del Morena y del PT de Michoacán? En realidad, me parece que lo más grave está en que su acción daña al sistema político en su conjunto, continúa dañando la credibilidad de los legisladores y debilita aún más la confianza en la clase política gobernante y a ningún país del mundo le conviene tener políticos despreciados.
Mire usted, apenas en octubre de 2018, los diputados de estos partidos políticos presentaron en el Congreso del Estado un “Acuerdo de Austeridad”, para disminuir hasta en 30% los gastos superfluos de los legisladores de Michoacán (el comunicado oficial con las características del Acuerdo lo puede encontrar aquí http://congresomich.gob.mx/presentan-diputados-acuerdo-de-austeridad/).
Sin embargo, estos legisladores no fueron capaces de respetar su propia iniciativa, que además tenía un hilo conductor de conducta pública: la austeridad gubernamental a la que ha convocado el propio Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Tan solo hace unas horas, el Presidente López Obrador, aceptó la renuncia de quien fuera Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales en el Gobierno Federal, Josefa González-Blanco Ortiz-Mena, por abusar del poder público al modificar la hora de vuelo de un avión de línea mexicana.
¿Qué pensará Andrés Manuel López Obrador acerca de lo que hicieron los diputados de su partido político en Michoacán?
Michoacán y todo el país necesitan gobernantes y gobernados capaces de dejar de lado el influyentismo que los hace sacar ventaja de su posición, para obtener ganancias que ningún ciudadano común y corriente podría conseguir.
La Ley de Responsabilidades Administrativas para el Estado de Michoacán de Ocampo, es muy clara en su Capítulo II, el cual habla sobre los “principios y directrices que rigen la actuación de los servidores públicos”, y del cual se desprende el Artículo 6°, que en la fracción II establece: “Los servidores públicos deberán conducirse con rectitud sin utilizar su empleo, cargo o comisión para obtener o pretender obtener algún beneficio, provecho o ventaja personal […]”.
¿Acaso comprar con su dinero despensas o juguetes para regalar a los michoacanos y después recuperar ese dinero utilizando las arcas públicas no es obtener una ventaja personal? Sí, lo es.
Los diputados michoacanos que fueron exhibidos en medios de comunicación por pedir reembolsos por cirugías, despensas y hasta cafés bebidos en el restaurante Vips, deben dejar de lado el deseo de ser pequeños sultanes, con estilos de vida fatuos.
“No puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, dice todo el tiempo el Presidente López Obrador, y yo diría que para generar una cultura de transparencia y rendición de cuentas, así como una cultura de no corrupción (que implica el influyentismo), la clase política gobernante debe poner el ejemplo. Sólo las acciones de la clase política que estén fuera de la corrupción, acelerarán una cultura de honestidad entre los ciudadanos.
Michoacán merece ir desterrando este tipo de prácticas de parte de su clase política gobernante y lo visto en días recientes de parte de legisladores locales, debe ser el botón de arranque.
* El autor, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Ciencia Política, de maestría en Neuromarketing, así como de licenciatura en Derecho.
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