Estos días se ha vertido una enorme cantidad de tinta respecto a la famosísima revocación de mandato, lo importante es que hay muchas contradicciones y ruido sobre ella por lo que se vuelve necesario ahondar en ello.
Primero que nada la revocación de mandato es un derecho inalienable del ciudadano para poder solicitar la salida de un mal gobernante, no significa que por ello se constituya en una obligación de hacerlo.
En Michoacán por ahí de 2009 se hizo ley la participación ciudadana y las figuras que se aprobaron en ese entonces tenían que ver con mecanismos como la consulta popular y el plebiscito pero quedo ahí.
Más o menos en 2015 se reformo esta ley llamándose de mecanismos para la participación ciudadana para el Estado de Michoacán donde se incluyeron más mecanismos, entre ellos la institución de la obligación de establecer observatorios ciudadanos en todos los órdenes de gobierno y en las dependencias, mismo hecho que aun hoy no se ha consolidado y también se ha dejo de lado la revocación de mandato.
Basta observar que al día de hoy, cuando menos en el Estado no hemos vivido ningún mecanismo de participación ciudadana.
Para este año, en la ciudad de México se aprobó una ley de participación de la misma como un gran avance para la democracia participativa y abriendo la puerta a la revocación y a la ratificación de mandato. Pero también otros mecanismos que pueden convertirse en una evolución en el ámbito de dicha participación. Y la creación de un instituto referente a esto.
Hoy ya se está trabajando en función de reformar la insulsa ley de mecanismos del estado y que debe incidir sobre todo en una gran reforma electoral que contemple cosas muy interesantes y que faciliten el ejercicio del derecho al voto, mismo que por muchas razones no se ejerce porque hay una gran desilusión del actuar de nuestras autoridades y representantes que llegan a través del voto directo de la ciudadanía.
Es necesario aunque algunos analistas no lo hacen reconocer que la reciente aprobación satisface medianamente a que la revocación de mandato no sea una especie de campaña permanente promovida por el gobernante en turno y que abriera la puerta a la reeleción .
Muchos otros hablan de que generara inseguridad y inestabilidad en función de que se puede objetar al gobernante como fuerza de presión y generará crisis de gobernabilidad.
Esto nos lleva como decía anteriormente a que podamos tener más altura de miras que buscar la trampa ya de por si nuestras leyes electorales y sus reformas se han quedado en bloquear la trampa que avanzar en el proceso de construcción de elecciones con certeza y legalidad, esto es que debemos pensar en hacer el voto obligatorio como ya se tiene previsto en la Constitución Política y hacer que como la plasma es un derecho pero también es una obligación, actualmente hay ya una decena de países en el mundo que tienen esta práctica que tiene incentivos coercitivos para hacer que los ciudadanos voten, que van desde suspender la validez de la ciudadanía y no poder hacer tramites gubernamentales ,hasta incluso el arresto. Hacer cumplir la obligatoriedad constitucional desambigua la baja participación en las urnas y esto sin duda bajaría el costo de ejercer el derecho, por otro lado ya es tiempo que pensemos en la segunda vuelta con el fin de que quien gobierne lo haga con plena legitimidad y con una votación de mayoría real y no relativa como hasta hora.
Del mismo modo hoy ya hacemos transacciones electrónicas como el CODI, contamos con una firma electrónica de características biométricas en el SAT, ya podemos plantearnos el voto electrónico.
Estos avances fortalecerían la verdadera participación y cambiaria de forma total la forma en la que el sistema político mexicano dejaría de ser tan inviable como es ahora, eliminar de una vez y para siempre el control de los partidos políticos que tienen en las elecciones pues se les limita su capacidad de movilización física a través de intercambios y fomentaría el debate de las ideas como un medio para ejercer el voto informado y no manipulado.
Estos son los cambios que requiere el país en materia electoral y dejar de simular entre la autoridad electoral que podría dar más certeza y a los partidos esforzarse por conquistar el voto por razones de gobierno y no de intercambio.