México no tiene un líder político nacional que construya, en una crisis como la del Covid-19, una política pública ex profeso y proteja la vida de sus gobernados. No hay un líder para los mexicanos. Hay un líder para los afines y para las benditas redes sociales.
El Presidente de la República, López Obrador, gobierna en esta crisis del Coronavirus para los índices de aprobación en las encuestas y en las redes sociales. Nada puede ser peor.
Su comunicación genera de todo, menos imagen de líder o inspiración de ejemplo a seguir.
Parece un autócrata que derriba a pico y pala, lo que su equipo de trabajo edifica todos los días.
Desde la Secretaría de Salud piden un día sí y otro también, que los mexicanos evitemos tocarnos entre nosotros, que utilicemos agua, jabón y gel antibacterial para desinfectarnos las manos, y que no asistamos a lugares de concentraciones masivas. ¿Y qué hace el Presidente de México? Todo lo contrario. Su ejemplo, es 180 grados distinto. Es decir, opuesto a lo que solicita a los mexicanos su gabinete.
López Obrador sale a decir que lo protegen del Coronavirus, escapularios y una moral intachable anticorrupción. Es irónica a más no poder esta aseveración.
Sus argumentos son metafísicos, pero la estrategia que emprende para proteger la salud de los mexicanos la diseñan y operan científicos.
Aún más ironía: el Presidente señaló que gobernar implica funcionarios públicos 90% honestos y tan solo un 10% técnicos y especializados. ¿Qué son entonces el Secretario de Salud, el Subsecretario López-Gatell y todo su equipo? Son médicos, es decir, son científicos, son técnicos y especialistas.
Los mexicanos buscan un líder, pero aún no lo encuentran. Los “afines”, sin duda, ya lo encontraron.
Durante la crisis del Covid-19, el encargado de materializar el abordaje del tema, el subsecretario de prevención y promoción de la salud, Dr. Hugo López-Gatell Ramírez, perdió la oportunidad de convertirse en otro líder mexicano. Comunica de forma empática, pero dilapidó ya su credibilidad al afirmar que el Presidente de la República está protegido contra el Coronavirus, por una especie de halo de moralidad. Un médico serio, no tendría que pensar así. Este doctor, encargado de afrontar esta crisis de salud, no tendría porque abandonar a millones de mexicanos, para salvar a su jefe. Pudo hacer su mejor esfuerzo para salvarnos a todos los posibles y la historia se lo hubiera reconocido. Hoy, ya es tarde.
En contra partida, está Michoacán. Los que vivimos aquí, aún no hemos recibido los embates del Covid-19, por lo menos no es una dimensión de salud; sí en pánico y con afectaciones económicas.
En mi visión, lo peor está por llegar a la entidad. No me parece que haya forma de frenar este virus y sí por el contrario, pienso que nos golpeará de manera lógica y fuerte.
Sin embargo, hay algo que me ha gustado en Michoacán. Los poderes públicos actúan ya de manera articulada entre ellos y lo hacen también con los sectores productivos, a través de diversas cámaras empresariales. ¿Frenará esto el duro golpe? En mi opinión no, pero sí creo que estará mitigado a mediano plazo.
La estrategia del Poder Ejecutivo la percibo clara, lo cual es bueno. Por ejemplo:
- Tres funcionarios de primer nivel, diseñan y aterrizan rápidamente por tierra y aire los planes: La secretaria de salud, el secretario de gobierno y la coordinadora de comunicación social, lo están haciendo con el profesionalismo que se necesita.
- Los empresarios michoacanos están sumados con el Poder Ejecutivo, lo cual me parece necesario, porque este virus pegará en la economía de los michoacanos. Los empresarios están preocupados, pero comprometidos.
- Las campañas de difusión están siendo desdobladas a través de todas las plataformas posibles, lo cual me parece un acierto y en tiempo adecuado.
- La secretaria de salud, está en su papel de científica, lo cual la impregna de autoridad para la crisis que viene.
- Y por primera vez, veo a un gobernador osado que no pretende ser la cabeza operativa de este equipo y en esta circunstancia. El hecho de que permita que voces con autoridad operen, puede hacer los planes más gestionables.
Bien, así aprecio las cosas en el plano nacional y en lo local. ¿Una dicotomía? Sin duda, pero tampoco me extraña.
Los gobernantes del orden nacional esperaron demasiados años para gobernar y hoy se aprecian muy nóveles. En cambio los gobernantes de Michoacán tienen años haciéndolo. Desde aquel sexenio perredista de Cárdenas Batel, Silvano Aureoles y parte de su equipo ya gobernaban de una u otra forma y hoy, se aprecian más cuajados.
Ese 90% honestos y 10% técnicos del Presidente López Obrador, no me gusta, y hoy, lo confirmo.
* El autor estudia la maestría en Comunicación, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Neuromarketing y de maestría en Ciencia Política.
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