Este fin de semana recién pasado, impartí en el Diplomado en Comunicación Política de la Universidad Vasco de Quiroga, Michoacán, los temas: Mensaje y discurso persuasivo, y Storytelling político, y le expliqué a los participantes la importancia de construir lo que se llama, Marco Psicológico, para que el mensaje político quede anclado (a través de una impronta cognitiva) en el cerebro de los humanos.
Esto que les expliqué cómo hacerlo, es lo que está haciendo el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, con el tema de la consulta popular, el “juicio a los expresidentes de México” y la aplicación de la justicia a manos del pueblo mexicano.
Esto lo aprecio en el Presidente de México y por ello sigo pensando que la ética y la deontología, no deben ser ajenas al uso de las disciplinas profesionales. Así lo creo y lo he dicho desde que decidí estudiar y seguir estudiando a la neurociencia, para aplicarla a la política, la comunicación y al marketing político y comercial.
La aplicación de la deontología me gusta explicarla de la siguiente manera: Conocer el cerebro humano y su funcionamiento para aplicarlo a la política, a la comunicación y al marketing, te permite tener un cuchillo bien afilado con el cual puedes lograr dos cosas: 1. cocinar los platillos más exquisitos; 2. hacer daño. Sin duda, prefiero lo primero.
En mi opinión, el Presidente de México está mal utilizando la neurociencia, para crear un marco psicológico en el cerebro de los mexicanos e implantarles el tema de la “justicia popular”.
Mire: Un marco psicológico se crea para presentar en él (encuadre) por primera ocasión, una interpelación, el cual tendrá el mismo peso que esta o aún más. Es decir, un marco psicológico se utiliza para que la discusión y el mensaje no salgan de conceptos establecidos por quien tiene ese interés. Todos estos conceptos o ideas quedan en el subconsciente del cerebro y es muy complicado desanclarlos, a menos que se utilice neurociencia aplicada a la comunicación y al marketing.
Lo explico de manera más simple: El Presidente, Andrés Manuel López Obrador, trata de hacer creer que la aplicación de la ley, y sobre todo de la justicia, le corresponden al pueblo. Así de simple, pero así de peligroso, ¿por qué? Porque en la República constitucionalista y en el Estado de Derecho y de derechos que nos hemos dado los mexicanos, no existe la posibilidad como la plantea el Presidente de México. Está construyendo una mentira en el cerebro de muchos mexicanos.
La ley, la justicia y la determinación de su aplicación, no quedan bajo el sentido común del pueblo o de acuerdo a los “humores del pueblo”; quedan bajo la óptica de los jueces, magistrados y ministros y a las atribuciones de las instituciones públicas.
Si esto no le gusta al Presidente, valdría la pena que intente modificar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, solo que eso le implicaría abrir frentes y un desgaste innecesario, propio de los gobiernos autoritarios, mal vistos por los gobiernos democráticos.
La llamada consulta popular para enjuiciar a los expresidentes de México, en mi opinión no tiene futuro en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien deberá determinar su constitucionalidad.
Lo que sí creo, es que la acción de la consulta popular realizada y otras acciones más que se ejecutan por mandato presidencial, serán altamente efectivas en el cerebro de millones de mexicanos, a los cuales se les está implantando la idea de que la justicia está en las manos del pueblo, y si esto no sucede, es por obra de los gobiernos y de los gobernantes anteriores. Este es el (meta)relato que están tratando de implantar.
Se debe tener mucho cuidado. Lo que se está haciendo es peligroso y no hay quien se plante como contrapeso comunicacional.
Ese es el poder de la comunicación enriquecida con neurociencia y con otras disciplinas sobre las cuales no me detengo a explicarlas.
Para algunos, esto da la posibilidad de comunicar de manera más efectiva, para otros, es la posibilidad de comunicar con perversidad. Prefiero lo primero.
* El autor es consultor, estudia la maestría en Comunicación, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.
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