Morelia, Michoacán, a 24 de junio de 2021.- Ser paramédico o paramédica significa mucho, es una emoción y un orgullo poder brindar apoyo a la población de manera empática y con convicción, es lo mejor que te puede pasar, para ello se nace, no te haces, así lo manifestaron Janeth Guadalupe Hernández Cid y José Manuel Vargas Martínez, ambos adscritos al Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM) de la Secretaría de Salud de Michoacán (SSM).
Lo anterior en el marco del “Día Internacional de la Paramédica y Paramédico”, a celebrarse el 24 de junio de cada año, profesión de compromiso y entrega, porque sacrifican mucho de su tiempo para salvaguardar y cuidar la salud de las y los michoacanos, anteponiendo incluso a sus propias familias.
De acuerdo con Hernández Cid, esta vocación es muy importante para ella, pues le ha dedicado 31 años de vida desde 1990, cuando inició de voluntaria en otras corporaciones; platica que lo que más le emociona es atender servicios de emergencia, sobre todo los partos.
“La madre confía totalmente en ti y pone en tus manos la vida de su bebé, lo cual me emociona y me es grato, sobre todo porque soy mujer, hija, madre y abuela, lo que representa un mayor reto para mí”.
“Para mi ser paramédica ha sido un poco complicado, porque al principio la familia no lo entiende, en mi caso mi mamá me decía que a que iba a cubrir guardias si no me pagaban, llegaban ocasiones que eran muchos los días que estaba en servicio, que mi mamá me decía que me pondría mis maletas en la puerta para que estuviese aquí ya de planta. Al pasar de los años me casé con un paramédico y ambos tuvimos que sacrificar fechas importantes con nuestros hijos y familiares, lo cual me da algo de nostalgia, sin embargo, ahora ya lo entienden”, refiere.
Recuerda: “En mi profesión algo que me ha dejado muy marcada y aún recuerdo es el atropellamiento de un niño de 5 años, porque recuerdo el llanto de su madre desgarrador y nosotros tratando de reanimarlo, pero el pequeño ya no tenía signos vitales cuando llegamos al lugar de los hechos y lamentablemente perdió la vida, es algo que aún tengo presente”.
Vargas Martínez, originario de Pátzcuaro y mejor conocido entre sus compañeros como “el buen Pepe ántrax”, cuenta y relata miles de historias y anécdotas entre risas y lágrimas; actualmente tiene 7 años adscrito en el CRUM y 25 año en servicio en diversas corporaciones de auxilio.
Algo que recuerda mucho y que aún lo afecta, dice, fue cuando lo mandaron a cubrir un servicio de un autobús volcado con reporte de muchos heridos y fallecidos. Relata con la garganta entrecortada y sus ojos al punto del llanto: “Me dicen en el trayecto al servicio ´entre los heridos hay un familiar tuyo´, al llegar al lugar del accidente era mi cuñado, ahí estaba mi sobrina, en ese entonces de 5 años de edad, me jalaba y me gritaba ´¡tío, tío, salve a mi papi, por favor salve a mi papá!´, desgraciadamente dejó dos hijos pequeños y no pude hacer nada, todavía me duele mucho y me afecta.
Con un gran suspiró destaca “Para mi ser paramédico lo es todo, porque me da muchas satisfacciones, me siento pleno, realizado, orgulloso y feliz, para mí esto no es trabajo, es algo que me encanta hacer por el simple hecho de poder ayudar a la gente, esto es lo mío, es algo que llevo en mi sangre y mis hijos, vecinos, compadres y familia me ven como un héroe, porque les represento seguridad, eso creo”.
Platica que al inicio de la pandemia el trabajo fue muy duro y pesado, ya que luchaban con algo desconocido, “salíamos a un servicio y temblábamos, no sabíamos si nos íbamos a contagiar, era como una ruleta rusa; al terminar el traslado automáticamente pensábamos ´me duele tantito la garganta, ya me enfermé´, y lo que más miedo nos daba era contagiar a nuestras familias, y más porque a mí me tocó trasladar a muchos compañeros con COVID-19, que fallecieron, o miembros de sus familias”.
Puntualiza: “Yo soy de la idea de que la prevención es todo, con la prevención se evitarían muchas cosas, hospitales saturados, pérdidas económicas en familias, accidentes, por ello antes de hacer cualquier cosa que implique un riesgo hay que seguir todas las indicaciones y así se evitan”.
Exhorta a la población a tener más cultura vial, y que cuando vean una ambulancia no supongan que pusieron la sirena para pasarse un alto o llegar antes que los demás, es porque traen un servicio, un paciente que ocupa atención médica oportuna, y que pudiera ser familiar de alguno de nosotros, por ello, dice “cuando escuches la sirena de la ambulancia o veas las luces prendidas, baja la velocidad de tu vehículo y oríllate, no nos sigas ni te nos pegues y a los transeúntes tener más cuidado al atravesar las calles”.
Finalmente, ambos paramédicos reconocen la labor de todos sus compañeros, así como su compromiso y entrega y los conminan a seguir trabajando en favor del bienestar de las y los michoacanos.