Por Martha Elba Torres Martínez
Este domingo aplica la consulta nacional organizada por el INE sobre la pregunta rarita que redactó la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que debe entenderse -políticamente- como el enjuiciamiento a cinco expresidentes, pero que -sin pretenderlo- somete también al propio López Obrador a consulta: ¿logrará movilizar 38 millones de electores y que 98 por ciento voten por el “sí”?
Tamaño chipotes trae en la frente -que seguramente duelen pero se aguanta- y sigue dando topes a la realidad.
De 30.1 millones de votos que obtuvo en 2018, este 2021, Morena y PT apenas alcanzaron 18.2 millones. La cuota para los estados, es de un millón mínimo de acarreados. En el caso de Michoacán, ni los votos para la gubernatura que fueron 730 mil. Solo con pistola en mano. Y si vale.
La promoción en esta entidad, es contrastante con la desplegada en la Ciudad de México, donde el liderazgo político de la gobernadora Claudia Sheinbaum, igual resultará medido. Si no le entrega al Presidente más votos que los obtenidos el 6 de junio, estará en aprietos.
En Michoacán, la promoción por parte de Morena es tan subterránea, que ni se ve ni se siente. Por ahí, una conferencia de prensa y entrevistas, que se pierden; en redes sociales, clips de algunos morenistas “respetables” convocando. Apenas anteayer, el ex diputado federal y alcalde electo de Uruapan, Ignacio Campos, se juntó con un grupo de militantes para definir las estrategias de persuasión por el “sí” de la consulta. Es más, en mi red de FB aparecen más promocionales del INE, que del guinda.
Es que neta, ¿quién se anima? Una pregunta pendeja para hacerle el caldo gordo al Presidente que ni siquiera va a participar en la consulta, para echarle la culpa de un eventual fracaso, al “pueblo bueno y sabio”. Ya imagino el lunes 2 en la mañana: la repartidera de regaños.
Y el Covid, que ha sido el verdadero y real aguafiestas de la 4T, feliz de la vida, agarrando huésped en todos lados.
La capital Morelia regresó a semáforo rojo por el contagiadero y los hospitales otra vez, saturados; las restricciones regresan: se suspenden todos los eventos masivos, como fiestas patronales, jaripeos y conciertos. ¡Ah! Pero el sábado pasado, a todo lo que dio la presentación en el Palacio del Arte, de la “Jose”. Vi en red, tantas y tantos del gremio periodístico cantando y gritando, que ni pararse a las ruedas de prensa. Porque la vacuna no, no y no, nos hace inmunes a la infección…
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Pero también el Presidente pone a prueba su capacidad de convocatoria y reta al virus, con el regreso a clases presenciales, “llueva, truene o relampague”; “por el bien de todos, por el bien de la educación y del desarrollo del país”.
Y si no, ¿qué? ¿las y los va a reprobar? ¿las y los eliminará de la matrícula? ¿cómo va a obligar a los paterfamilias a llevar a huevo, a sus hijos e hijas a la escuela y regresen moquientos?
“No me importa que la mayoría esté pensando en no regresar. Yo voy a sostener que es indispensable que se regrese a clases”.
Pues la UNAM ya dijo que ni mais, hasta que por tres semanas consecutivas, la Ciudad de México -y el resto de sus campus- se mantenga en semáforo verde; las y los maestros, tampoco quieren, porque los chamacos son transmisores del bicho.
Los kits de limpieza que entregará la SEP a cada escuela, apenas para el arranque. AMLO es tan austero, hasta en algo tan importante: cinco litros de cloro, cinco litros de gel antibacterial, cinco litros de jabón líquido, 15 kilos de detergente en polvo, cinco litros de desinfectante, 23 franelas y 23 jergas, cuando hay planteles con comunidades de cientos.
El gobernador Silvano Aureoles, por lo que le resta de mandato -al 30 de septiembre-, no esta dispuesto a despedirse con la pandemia fuera de control. “Estamos en una situación altamente riesgosa en Michoacán, y lo primero es la vida”, por lo que sigue el llamado a extremar precauciones. Otra vez, la vacuna no impide que se nos meta el chingado virus. Es literal, el juego de la ruleta rusa: en una de esas, toca el disparo…
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Este viernes y por poco más de 24 horas, López Obrador estará en Sinaloa. Específicamente, va a Badiraguato, la tierra de los “Chapos”, para supervisar por tercera ocasión la obra carretera de cinco kilómetros y medio, entre esta población y Guadalupe y Calvo, Chihuahua.
En 2010, Badiraguato contaba con apenas seis mil habitantes; de acuerdo al Censo de Población 2020, hoy habitan poco más de 26 mil.
No puedo dejar de hacer contraste con lo que sucede en municipios michoacanos como Aguililla, Tepalcatepec y Buenavista, donde sus 83 mil habitantes en total, se despiertan y acuestan todos los días, al compás de los fuegos cruzados de los cuernos de chivo. Pero para el presidente López Obrador es más importante “supervisar” una obra de 5.5 kilómetros, que la tranquilidad de sus cuantiosos votantes.
También cómo me recuerdan esos viajes del presidente López Obrador a la tierra del cártel de Sinaloa, a los “llamados al cerro” de “La Tuta”, a políticos, funcionarios federales, estatales y municipales; a todo aquel con los que quería platicar. Juntos o por separado.
En su terreno, La Tuta siempre los grababa. Así vimos a Arquímides Oseguera, Dalia Santana, Jesús Reyna, el Gerber, entre otros. Unos iban para pedir, otros, obligados. Se habló de decenas, cientos de videos recuperados por Alfredo Castillo y el finadito José Martín Godoy, pero quién sabe dónde están y quién los tiene.
¿A qué va realmente López Obrador a Badiraguato? De lo único que no hay duda, es que ahí están los “Chapos”.
En 2018, como presidente electo, hizo ocho compromisos para lograr la paz:
Fin a la guerra contra el narcotráfico (abrazos no balazos); Atender las causas sociales que provocan la violencia (programas sociales); Respeto a los ddhh y Atención a víctimas (cuestionables); Conocer la verdad sobre Ayotzinapa (nada concreto); Libertad a los presos políticos (a enero de 2019, de 368 casos, 16 liberados; a diciembre, los casos ya eran 1,400); Observadores permanentes externos como organizaciones civiles y la ONU (cero); Creación del Consejo Nacional para la paz (como los estatales, no sirven para nada).
Otro compromiso fue regresar al Ejército a los cuarteles, luego que siempre no; formó la Guardia Nacional y ahora la quiere regresar al Ejército. Total, nadie combate al crimen organizado y la cifra de homicidios se acerca a los 90 mil, en tres años.
Entonces, la visita a Badiraguato ¿puede sustraerse del recorrido de Silvano Aureoles por la Unión Americana, donde expone la asquerosa permisividad presidencial con el narcotráfico?
Aquí buscó hablar y le cerraron la puerta. En Estados Unidos, lo escucharon en la OEA, en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; el director general para México del Departamento de Estado y el presidente del Comité Selecto de Inteligencia de la Cámara de Representantes.
¿Qué pretende? Que ni Michoacán ni México sean narcoestados, lo que tampoco le conviene a EU; que algo puedan hacer para convencer al presidente mexicano que el crimen organizado es real, no cuento de sus opositores; que se extiende, amplía; que este poder fáctico quiere el poder público.
Leonel le dijo traidor a Silvano y hasta juicio político le promueve Morena. Que lo hagan y lo encierren. Y curioso, el michoacano haciendo ruido en Estados Unidos, y ni una sola pregunta ni comentario de López, al respecto. Cree que porque no lo menciona, no existe…
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LA COMIDILLA
Ahora sí, hasta que desde la “mañanera” le dijeron mentiroso, Julio Astillero tragó agua de su propio chocolate. Tanto que se ensaña contra Carlos Loret y los criminalizados en el “Quién es quién de las mentiras” de la prensa criticona.
Lo mejor, fue su columna del día 28 en La Jornada SLP, en la que narra que “pidió el uso de la pantalla para exponer sus documentos de prueba y otros testimonios para usar su derecho de réplica en igualdad de condiciones al momento en que se le señaló como mentiroso” y “se quedó con la memoria USB en el bolsillo de su camisa porque sólo se le dejó usar el micrófono”.
Moraleja: el Presidente ha dividido tanto al país y la prensa, que se esta a favor o en contra. No hay términos medios ni neutrales, salvo el penoso valemadrismo. Transitar por el filo de la navaja, particularmente en el periodismo, es prácticamente imposible. No resultó tan buen equilibrista. Nada se dice ni llega a la “mañanera” sin aval de YSQ…