Este domingo, con la entrega de las constancias de mayoría a las y los gobernadores de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo -como bien dijo el dirigente morenista, Mario Delgado-, inicia la organización de los comicios en el Estado de México y Coahuila, en junio del 2023 y en septiembre de ese año, arranca oficialmente la preparación de las elecciones presidencial y federales de 2024.
“Haiga sido como haiga sido”, un sexenio de elección tras elección y para acabarla, de consultas cuchas e inútiles. Así cómo no se va a gastar tanto en pinches votos. Pero es la arena electoral en la que mejor se desenvuelve López Obrador.
Un montón de interpretaciones de los resultados de las elecciones del 5 de junio. Pero el híper foco debe estar en la cada vez más baja participación del electorado -25 por ciento, promedio, el domingo pasado-, porque entonces el pueblo todo -no el mitificado por AMLO- ya no tiene esperanzas; son los mismos de los últimos 30 años y en este sentido, todos perdieron.
Queda claro que el fenómeno del 2018 no se repetirá; gana Morena pero sigue cayendo en votantes; el PRI, PAN y PRD tendrán que reconstruirse bajo la conducción de nuevos liderazgos. Alito, Marko y Zambrano, lo mejor que pueden hacer es largarse; ya no aportan y por el contrario, perjudican. Movimiento Ciudadano tampoco tiene mucho qué presumir, pues no pasa de la pepena política.
Así, los partidos de oposición tienen el resto del año para reconsiderar su situación ante escenarios muy desfavorables, pero tampoco imposibles de enfrentar. Aun cuando veamos a un Presidente bien metido en las elecciones y de terapeuta, dando consejos a la oposición para reventar la alianza; con todo el dinero del país, 22 gubernaturas y con todas las armas del Ejército y el crimen organizado.
Pero peor que nos puede pasar como nación, es que nos venza el valemadrismo frente al riesgo real de que el próximo presidente o presidenta, lo ponga el narco.
Esto lo ve y lo sabe -aunque no lo dice por obvias razones-, el senador morenista Ricardo Monreal. El zacatecano vive muy de cerca la experiencia de su hermano David, el gobernador, asolado por la guerra entre cárteles.
No podemos tirar de locos a Porfirio Muñoz Ledo, Francisco Labastida, la periodista Anabel Fernández ni al propio Silvano Aureoles como lo advirtió en su momento. Al amparo del Presidente en turno, el narcotráfico se ha empoderado a tal grado, que el o la que siga, puede llegar a ser prescindible. Entonces sí, nos carga el payaso a todos.
Por eso el interés de Monreal Ávila, de proponer una tercera vía, a la lucha encarnizada entre Morena y la alianza opositora y redireccionar el debate nacional hacia las propuestas de salvación y no estancarse desde ahora -como quiere el Presidente-, en los nombres.
De entrada, presentará pronto su proyecto de gobierno como aspirante a la precandidatura presidencial por Morena.
Esto no es cualquier cosa. Primero, porque al formalizar más allá del discurso declarativo su disidencia al juego de las “corcholatas”, prácticamente rompe con el Presidente, y segundo y no menos importante: dónde y con quiénes.
Puede hacerlo a puerta cerrada en rueda de prensa, o de una vez mostrar la bolsa de canicas con la que arranca, en un evento público, abierto, y en compañía de quienes estén dispuestos a recibir “el beso del diablo”. Lo que no sería nuevo, pues en 2006, Felipe Calderón enfrentó a Vicente Fox con sus favoritos, la esposa Marta Sahagún y Santiago Creel. Le resultó a Felipe, primero, porque tenía el respaldo del panismo doctrinario que no le sacó a la ira del presidente y dos, la elección interna.
En estos tiempos en que la popularidad mata trayectoria, experiencia política y espíritu democrático, las cosas son más complicadas para Monreal, porque AMLO va a usar su popularidad para favorecer a sus insulsas “corcholatas”.
Pero en todo caso, ni el presidente de la Jucopo del Senado ni quienes comparten su visión, cometerían el pecado capital que acuñó el rancio priísmo. ¿No fue, acaso, el propio López Obrador el que dijo que ya se acabó la era de los tapados y que cualquiera puede expresar sus aspiraciones?
Entonces, Ricardo requerirá mucho más que pronunciamientos políticos.
Pongo como ejemplo Michoacán, donde el canciller Marcelo Ebrard ya tiene comité de apoyo. Al frente, Wilberth Rosas, el coordinador de campaña de Cristóbal Arias en la elección para la gubernatura, el año pasado; si el senador zacatecano ve a su compañero de bancada como operador de su candidatura en este estado, que lo piense dos veces.
Pero sí, son tiempos de redefiniciones hasta para el ejercicio periodístico…
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LA COMIDILLA
Padre el plan de seguridad social para los poco más de seis mil periodistas del país -según el INEGI- que trabajan por su cuenta y por tanto no tienen ingresos fijos y seguros; más en tiempos de esta 4T que estigmatizó los convenios publicitarios como “chayote” y la tecnología, que vino a expandir el mercado consumidor de noticias pero también desplomó los espacios comerciales. Los anunciantes están en las plataformas y tienen razón.
Solo dos acotaciones: el monto de la pensión de 2 mil 139.22 pesos mensuales que no recibirá el periodista sino el IMSS y el fondo para el retiro, y el protocolo https://bit.ly/3xehWfP que dio la Presidencia y direcciona a ninguna parte; se puede acceder a través de http://www.imss.gob.mx/periodistas-por-cuenta-propia…