Este fin de semana se realizan las asambleas de Morena en los 300 distritos electorales del país para elegir coordinadores distritales, congresistas estatales, consejeras y consejeros estatales y congresistas nacionales, cargos que podrían desempeñar de manera simultánea.
A partir de estos procesos electivos, se integrarán 32 Comités Ejecutivos Estatales el 6 y 7 de agosto y en septiembre, el Consejo Nacional, la renovación del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y el III Congreso Nacional Ordinario.
En Michoacán, de acuerdo a la convocatoria, toca mañana sábado: en 24 centros de votación se eligen 120 consejeros en paridad; para ello se registraron mil 264 aspirantes -718 hombres y 546 mujeres- que serán designados por todo aquel o aquella que busque afiliarse a ese partido, o reafiliarse si fueron rasurados del padrón.
Todo un gran desafío para que no se repita la fiesta de caníbales que fueron las internas en 2019 y que finalmente el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) terminó anulando por la falta de un padrón de militantes confiable y por las disputas y enfrentamientos en 30 por ciento de las asambleas distritales.
El caso que Morena, tres años después, reincide en una democracia interna acotada en origen por la ausencia de ese dato, certero y verificado: ¿cuántos son militantes? Es una mamilada eso del “pueblo”.
Esto dio pie en Michoacán a considerar acarreos de militantes de otros partidos para que voten por morenistas; el titipuchal de funcionarias y funcionarios del gobierno bedollista se anotaron, recabaron firmas y llaman a participar, lo que es una irregularidad.
En la pugna, dos grandes tribus se disputarán los cargos: la R21 de Raúl Morón y la del secretario de Gobierno, Carlos Torres Piña. El tema, es que ambos trabajan para sus propios proyectos y no para fortalecer el liderazgo político del gobernador…
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¿Y dónde esta el gobernador?
Una fotonota oficial del 26 de julio, lo ubicó en la sede de la Fiscalía General de la República (FGR) para “dar seguimiento a las denuncias que presentó Gobierno del Estado por presunto desvío de recursos públicos durante la administración anterior”. No me equivoqué en mi lectura que a Ramírez Bedolla no le cayó nada bien el retorno de Silvano Aureoles.
Pues qué fácil se espanta con el petate del muerto -es un decir-. ¿No fue acaso Silvano quien le aflojó a la bancada amarilla y otras diputadas para que le votaran a favor la renegociación de la deuda bancaria?
El 8 de julio, el mandamás de Quadratín Michoacán, Paco García Davish, le sacó al ex gobernador, vía telefónica, una breve declaración sobre sus planes. Lo sustancial: no se meterá en temas del estado. Entonces, ¿a qué vino la publicación de Bedolla? ¿acalambrarlo? ¡Uy qué miedo! respondió López Obrador sobre la disputa con Estados Unidos por el TMec.
Me imagino al morenista, diciendo al fiscal Alejandro Gertz: -Échale ganas, ¡ya mételo a la cárcel! Eres bien bueno para inventar delitos.
Preocupado debería estar por los alcances de la detención y cargos que enfrentan en Estados Unidos por tráfico de metanfetaminas, dos de sus parientes maternos en Aguililla.
Todo esto, hasta la dirigente morenista Ana Lilia Guillén, lo ve como puros “juegos pirotécnicos” verbales y distractores del gobierno bedollista. “Pidieron que apareciera (Aureoles) y no tienen nada contra él, parece que todo es mediático y todo quedará en un llamado de atención. Los actores políticos que hicieron los señalamientos no tienen armados los expedientes. No pueden acusar a la ligera si no tienen los elementos de juicio”.
Y Silvano sí que ha tenido tiempo para armar su defensa…
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Tenía que ser.
El Ejecutivo estatal regresó a la 75 Legislatura las reformas a la Ley de Desarrollo Social aprobadas en junio pasado, al contravenir el derecho de las mujeres a decidir si interrumpen un embarazo o no.
Parecía impensable que una Asamblea que se asume como “izquierdista”, modernista y social demócrata, con más diputadas que diputados, le hayan seguido el juego al petista Baltazar Gaona, con iniciativas a todas luces violatorias de los derechos de las mujeres, y todavía se hayan pasado por el arco del triunfo la Constitución General y la determinación de la Corte, al respecto.
Luego sale el diputado del Verde, Ernesto Núñez, con que mejor una consulta -al estilo 4T- para decidir si se legaliza o no el aborto; lo secundó el gobernador Bedolla. Así las cosas, de aprobarse la propuesta, la consulta se realizaría del 15 de octubre al 15 de noviembre, a través de redes sociales.
Chale. Algo tan serio, tan importante para las mujeres, cómo lo trivializan. Así veremos a hdspp que no reconocen al chamaco ni dan pensión, mojigatas y mojigatos -como Balta-, opinando.
El caso que existe una Ley estatal de Mecanismo de Participación Ciudadana que data del 2015 y con reformas en 2019 y que establece en el Capítulo Tercero “De la Consulta Ciudadana” el mecanismo y modalidades para su realización.
Me quedo con el artículo 17 que establece que no podrán ejercitarse mecanismos de participación ciudadana en las siguientes materias: (…) III. “la restricción a los derechos fundamentales”; y el artículo 43 que precisa que, para ser vinculante, se requiere de una “participación total de al menos cuarenta por ciento de los votos emitidos en el proceso electoral local inmediato anterior”. Algo así como la friolera de unos 700 mil participantes.
El lunes pasado, Mitofsky presentó una encuesta sobre el aborto: 60 por ciento de las y los mexicanos están contra la criminalización de la práctica, en tanto que ésta sea realizada en todo el país y no solo en algunos estados, 45.5 por ciento a favor, 30.9 por ciento en contra, e interesante: 23.6 por ciento no contestó. Es decir, ni a favor ni en contra sino todo lo contrario. Les vale madres, pues…