Ya se pasa de cínico y solapador de corruptos. Ni vemos el castigo ejemplar para los de “antes” y en su gobierno son raterías insignificantes.
Todo en su entorno es el cash para no dejar huella, pero gracias a la tecnología ya no hay ladrocinio perfecto. Las ligas de Bejarano (2004) cada rato reaparecen: con Eva Cadena en Veracruz, y ahora en los fajos de billetes de 500 pesos en Campeche; vimos los “sobres” para los hermanos Pío y Martinazo; los depósitos de Alejandro Esquer y el tráfico de influencias en José Ramón; los trafiques de Layda Sansores en la alcaldía Álvaro Obregón.
Por todos los escándalos en torno a familiares, amigos y colaboradores, definitivamente: con AMLO, el que no transa, no avanza.
Que no iban a ser iguales; resultaron peores. Porque hasta desvergonzados.
René y Gustavo Ponce, por lo menos enfrentaron procesos por lavado de dinero de procedencia ilícita y pagaron con cárcel; el ex senador Jorge Luis Lavalle, vinculado al caso Odebrecht, enfrenta proceso judicial. El montonal de denuncias penales contra militantes de la secta 4T por corrupción y delitos electorales, en el congelador de las Fiscalías.
Por cierto, nada aun sobre el autor intelectual del atentado contra Ciro Gómez Leyva, el pasado 15 de diciembre. El 20 de enero, que supuestamente el Presidente daría a conocer los avances en la investigación del caso, le preocupó más una eventual campaña en su contra, que si lo hubieran matado al periodista. Pero lo extraño, es que habló ese día sobre “autores intelectuales”, o sea, más de uno. “No es fácil llegar” a ellos, dijo. Dio a entender que ya sabe quiénes son pero no lo dice porque no le conviene.
El caso Campeche es otra prueba más del uso del dinero público por parte de los operadores políticos para comprar votos. El tema, que está involucrado otro traidor del PRI, ahora embajador, Carlos Aysa González. Lo que son las cosas: República Dominicana ocupa el lugar 61 en el ranking internacional de corrupción (2022) y México, el 64. O sea, poquito menos corrupto. Tal vez ni les importe por allá…
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A propósito de traidores, en este caso al cardenismo, por eso de los agravios de López Obrador a Cuauhtémoc Cárdenas.
Anteayer, en el obelisco al General aquí en Morelia, el PRD Michoacán realizó un acto de desagravio a Cárdenas Solórzano. Ahí el ex gobernador Silvano Aureoles, como fundador del partido, recordó los cientos de vidas que costó el avance democrático en el país y que ahora “el traidor mayor” -AMLO- quiere acabar con ello. Los muertos -y siempre lo dijo el ingeniero, pero ya se le olvidó- los puso la lucha del PRD.
Quienes conocemos a este partido desde su origen -con el Frente Democrático Nacional- podemos coincidir que AMLO sí, fue un traidor, pero no el mayor porque es pragmático hasta la médula; usó y desangró al partido con su recurso infalible: el cash. En todo caso, el propio Cuauhtémoc -reitero- fue el que se alejó de la lucha cardenista.
No comparto con Aureoles que Alfredo Ramírez, Carlos Torres Piña, Eloy Vargas y Graciela Andrade, sean unos grandes traidores. En todo caso, la oportunidad se pinta calva: el hoy gobernador morenista, tuvo chambas de nivel “sub” y su activismo en el PRD no pasó de dirigente municipal en Morelia.
Torres Piña fue dirigente estatal de partido y diputado federal pluri dos veces; Eloy Vargas, secretario de Desarrollo Económico con Lázaro, y jefe de Bedolla, de ahí que haya reaparecido como su super asesor. Chela, secretaria de Educación con Leonel Godoy; a lo más que ha llegado con Morena, es senadora suplente de Blanca Piña y directora de la Universidad Tecnológica. El año pasado, sus propios correligionarios la acusaron de comprar votos para ser consejera nacional.
Pero sí hay muchos malagradecidos y de talla mayor como los ex presidentes nacionales y ex gobernadores del PRD que hoy están de morenos para seguir enchufados al presupuesto.
Comparto del discurso de Silvano, la importancia de reivindicar la lucha democrática de los cardenistas.
“Somos los precursores de la democracia. Gracias a la lucha del PRD se logró la transición democrática en México y pudo llegar a gobernar la República, el ahora Presidente. Incluso, cuando el PRD luchaba en contra del sistema, Andrés Manuel formaba parte de ese régimen que llama neoporfiriato. Que nadie nos cambie la historia. No permitamos la manipulación. Es mentira que la democracia llegó con el triunfo de quien cobardemente quiere asumirse con autoridad moral que no le corresponde”.
“No daremos marcha atrás en la defensa de todas las libertades y la democracia; no permitiremos el autoritarismo; no podemos quedarnos callados ante la amenaza del totalitarismo. Un país democrático se construye con la pluralidad”. Esto dijo Aureoles y anunció que el 19 de este mes arranca su caravana rumbo a la Ciudad de México para participar en la concentración masiva ciudadana, del 26 de febrero…
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Confieso que me ganó al cien. Brillando, entre tanta tiniebla, con su saco blanco, sentada y rostro altivo. Y luego su discurso, tres hojas exactas para dejar bien claro ante la República: autonomía e independencia del Poder Judicial y respeto a resoluciones de jueces y magistrados.
Y en algo no se equivocó López Obrador: ya no le da órdenes a la presidencia de la Suprema Corte.
Por cuatro años, el titular del Poder Ejecutivo Federal tuvo en Arturo Saldívar, a un ministro presidente manejable y controlable. Tan era así, que buscó, contraviniendo la propia Constitución general, ampliar su periodo por dos años más para allanarse completamente el camino al 2024.
Como no pudo, entonces decidió que la primera presidenta de la Corte sería Yasmín Esquivel, la esposa de su gran amigo el empresario Riobóo, pero le resultó licenciada en derecho, patito. Militar en la 4T no borra para siempre los pecados del pasado. Ya se ve.
Evidentemente, Norma Piña no es la titular del Poder Judicial por obra y gracia de López Obrador. Aun así, se lo adjudicó: “Hablando en plata, está por mí, de presidenta. Porque antes el Presidente ponía y quitaba a su antojo al presidente de la Corte”, reconociendo con esta última expresión su dominio sobre Saldívar.
¿Por qué llegó Norma a presidenta del SCJN? Lo dijo en la entrada de su discurso el 5 de febrero en Querétaro:
“Hoy tengo el enorme orgullo de pronunciar estas palabras en representación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal. El orgullo, pero sobre todo, la responsabilidad, se potencian por un hecho: por primera ocasión en nuestra historia una mujer preside el Poder Judicial de la Federación.
“(¡ojo!) No es un logro personal, es un indicativo de avance social. Sepan todas y todos que trabajaré porque esta representación en el Poder Judicial Federal se traduzca en una auténtica reducción de las brechas de género y, consecuentemente, en una sociedad más justa e igualitaria”. Pero como tenemos un Presidente que no escucha ni lee, dice puras sandeces.
La propia Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación (Jufed) reconoció en la ministra Piña Hernández su valentía y decoro:
“Es sano y necesario ponderar la actividad de los jueces, en virtud de las resoluciones que emiten y nunca, nunca perder de vista la independencia judicial, la de los juzgadores de uno de los Poderes constitutivos de la República. Una judicatura independiente es el pilar de nuestra democracia” (…) Tenemos la responsabilidad de preservarla y fortalecerla. De lo contrario, corremos el riesgo de mermar esa garantía en detrimento de las propias personas que nos demandan justicia.
“Como Ley suprema, la Constitución es un inmenso y muy poderoso manto protector de certeza, de confianza, de seguridad y, sobre todo, de unión entre las y los mexicanos. Nos obliga a todas las autoridades, en el ámbito de nuestras competencias, a promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y —muy destacadamente— progresividad.
Después de mi entrañable hermana Sara Lovera, hoy a Norma Piña la considero de las mujeres más admirables. La que me dio pena fue Rosa Isela Rodríguez, secretaria de Seguridad. Invisible, relegada a la última silla del presídium en el Teatro de la República, mientras el generalote Sandoval y el almirante Ojeda, regodeándose del poder…