- Durante su discurso, el presidente Andrés Manuel López Obrador, pidió no iniciar una cacería de brujas contra los funcionarios de las administraciones previas.
Andrés Manuel López Obrador, presidente Constitucional de México, prometió que en su gobierno bajarán los precios de los combustibles
Andrés Manuel López Obrador juró este sábado como el nuevo presidente de México con la promesa de emprender una transformación «profunda y radical», en la que deberá hilar fino para cumplir con su exigente agenda social sin perjudicar las finanzas de la segunda mayor economía de Latinoamérica.
El político de 65 años, conocido como AMLO, tendrá que procurar aquel delicado acto de equilibrismo en un país sumido en una sangrienta guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado, con índices de corrupción sin precedentes y donde cuatro de cada 10 de sus ciudadanos vive en la pobreza.
«Por mandato del pueblo, iniciamos hoy (sábado) la cuarta transformación política de México», dijo López Obrador tras recibir la banda presidencial del saliente mandatario Enrique Peña Nieto. «Puede parecer pretencioso o exagerado pero hoy no sólo inicia un nuevo gobierno, hoy comienza un cambio de régimen político».
«A partir de ahora se llevará a cabo una transformación pacífica y ordenada, pero al mismo tiempo profunda y radical porque se acabará con la corrupción e impunidad que impiden el renacimiento de México», sentenció.
Sin embargo, el nuevo presidente de México pidió no iniciar una cacería de brujas contra los funcionarios de las administraciones previas para evitar la fractura del país, algo que no fue bien visto por algunos.
«Todos esperamos que (a AMLO) le vaya bien, pero no creo. Todos los presidentes son iguales: prometen, entran y, a la mera hora, no hacen nada», dijo Roberto Hernández, un vigilante de 68 años de un edificio en el barrio de clase media alta Roma Norte.
«La corrupción nunca se va a acabar y él se ha rodeado de los mismos de siempre, todos están manchados», agregó.
A pesar de que AMLO y su equipo económico han tratado de calmar a los mercados, desde octubre la bolsa local ha caído un 15.7 por ciento y el peso ha retrocedido un 9 por ciento, en gran medida por la cancelación de la millonaria construcción del aeropuerto de Ciudad de México luego de una consulta pública y por polémicas iniciativas parlamentarias, donde tiene mayoría.
Por ello, analistas temen que el país pueda quedar liderado por un populista cuyos planes comprometan las finanzas de la segunda mayor economía de Latinoamérica.
«Los índices de aprobación de López Obrador siguen siendo altos a pesar de las recientes controversias sobre las consultas irregulares y el cambio del sentimiento del mercado en el último mes», dijo la firma Eurasia en una nota a clientes.
«Una vez en el cargo, López Obrador tendrá mucho poder y capital político para implementar sus políticas. Pero es probable que su popularidad comience a disminuir en algún momento, de no cumplir con las altas expectativas sobre corrupción y seguridad», agregó.
NEOLIBERALISMO, EL RESPONSABLE
Para preparar su discurso, que era seguido de cerca por inversionistas, el exalcalde de Ciudad de México se cobijó en la finca que posee en el sur del país junto con el cantautor cubano Silvio Rodríguez, el jefe del partido laborista inglés Jeremy Corbyn y el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla.
La larga lista de invitados a la toma de posesión incluyó desde una delegación de Estados Unidos -encabezada por el vicepresidente Michael Pence e Ivanka Trump- hasta líderes controversiales como los presidentes de Nicaragua, Daniel Ortega, y de Venezuela, Nicolás Maduro.
Posteriormente, el primer presidente izquierdista en décadas en México ofrecerá un almuerzo con los invitados y luego pronunciará un discurso tras recibir el «bastón de mando» de los pueblos indígenas en la Plaza del Zócalo, testigo de varias de sus protestas.
AMLO insistió en que acabando con la corrupción y una política de «austeridad» se ahorrarán millones de dólares y que no habrá necesidad de incrementar impuestos en términos reales ni aumentar el precio de los combustibles más allá de la inflación.
Además, prometió respetar la autonomía del banco central y los equilibrios macroeconómicos y acusó al neoliberalismo de ser el responsable de la «desigualdad económica y social y también de la violencia que padecemos».
«La política económica neoliberal ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país», fustigó.
En su primer discurso como mandatario, López Obrador prometió reducir los homicidios y atender la masiva migración de mexicanos y centroamericanos hacia Estados Unidos a través de un plan para atender las causas que la originan.