- Frente a representantes de diversos países, protesta Andrés Manuel López Obrador como nuevo presidente de México para el sexenio 2018 a 2024.
En el Pleno de San Lázaro, ante 900 invitados nacionales y extranjeros, así como representantes de todas las fuerzas políticas del país, estallaron en repetidas ocasiones los gritos de “¡Presidente!” y “¡Es un honor estar con Obrador!”.
La ceremonia que se anticipaba caótica, se llevó a cabo de manera “tersa”, excepto cuando los legisladores del Partido Acción Nacional (PAN) cumplieron el amago de protestar contra el Presidente de Venezuela Nicolás Maduro, que en ausencia, fue uno de los más presentes en el ceremonial.
Desde el inicio de la sesión, cuando fijaron posicionamientos y antes de la toma de protesta, los legisladores del albiazul se manifestaron.
Primero se inconformaron con el saludo que el presidente del Congreso, Porfirio Muñoz, dio a los invitados a la ceremonia.
Al confrontarse verbalmente con él, Muñoz Ledo los llamó al orden, les dijo “coléricos”, lamentó sus faltas de respeto y enfatizó que “no pueden dar la imagen de un partido salvaje”.
También pegaron en uno de los muros del Pleno una manta color azul con la frase “MADURO NO ERES BIENVENIDO”.
Tampoco resistieron protestar cuando López Obrador, ya en calidad dePresidente en funciones hablaba de los precios de la gasolina. Le sacaron carteles color azul haciendo referencia al tema y al salario digno.
Al final del discurso del político tabasqueño, cuando éste saludó al ausente Presidente Maduro, los legisladores del albiazul estallaron al grito de “¡Dictador, dictador!”.
Extendieron una manta frente a la Tribuna, con la imagen del aludido y la misma frase: “MADURO NO ERES BIENVENIDO” y finalmente, sus expresiones no entorpecieron la sesión.
Contrario a lo ocurrido en los dos cambios de poder anteriores, en esta ocasión el Presidente saliente, Enrique Peña, al menos dentro de San Lázaro, no se llevó rechiflas, groserías ni insultos.
A su llegada a la Cámara, fue recibido por una comitiva encabezada por el aguerrido diputado del Partido del Trabajo (PT), Gerardo Fernández Noroña, que en todo momento se mostró institucional.
Los diputados priístas buscaron acercarse al “licenciado” Enrique Peña, para saludarlo, abrazarlo y sacarse “selfies” con él. Lo mismo ocurrió a su salida del recinto parlamentario.
En el salón de sesiones no hubo inconformidad por su presencia, tampoco muestras de rechazo ni protestas en su contra. La mayoría guardó respeto, evitó rechiflarlo y lanzarle gritos de repudio.
Cuando llegó a la zona de la Mesa Directiva, platicó e incluso intercambió sonrisas con los presidentes de las mesas directivas de San Lázaro y del Senado, Martí Batres.
Posó para la foto con los integrantes de la Mesa Directiva y con quienes se acercaron a darle abrazos y besos.
Mientras tanto, López Obrador entraba al Pleno, donde diputadas y diputados de su partido que hacían una “ola” con ánimo festivo, se abalanzaron para abrasarlo, saludarlo, tocarlo y sacarse fotos.
Al subir a la zona de la Mesa Directiva, los aplausos y “¡vivas!” a su favor retumbaron en San Lázaro.
El militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) le dio un par de fuertes apretones de mano, al igual que al presidente de la Mesa Directiva.
Muñoz Ledo dio paso al procedimiento que no tardo ni cinco minutos.
Se colocó un atril a un costado de la silla del presidente de la Mesa, desde donde López Obrador, con la mano derecha levantada, protestó guardar y hacer guardar la Constitución, así como desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente, el cual se le confirió “de manera democrática, y si así no lo hiciere, que la nación me lo demande”, dijo.
La mayoría en la asamblea se puso de pie para brindarle nuevamente un sonoro “¡Presidente!”.
Entonces Enrique Peña se levantó del asiento que ocupaba. Desde las curules priístas el grito de una de sus compañeras de partido: “¡Bravo Presidente Peña!” lo hizo sonreír y se dispuso a quitarse la Banda Presidencial, que le quedaba demasiado grande, igual que a López Obrador.
Con cuidado, el diputado Muñoz Ledo tomó la representación de la Bandera, por un momento la extendió frente a la audiencia y viró a su derecha para entregarla a López Obrador.
El coro de “¡Es un honor estar con Obrador!”, resonó mientras el tabasqueño se colocó la Banda, con ayuda de un joven cadete.
Tan pronto como alzó la mano, los coros de “¡Sí se pudo!”, resonaron en el recinto.
La mayoría volvió a lanzar “vivas” a la Cuarta Transformación y a México. Entonces el nuevo Presidente dio su primer mensaje a la Nación.
Peña Nieto se quedó a escuchar el largo discurso de su sucesor que, primero le agradeció no haber interferido en las elecciones, pero luego arrancó contra su administración y anteriores gobiernos neoliberales que dijo, han llevado a México al “desastre”.
Sin hacer uso de la voz, Peña atendió la hora y 20 minutos que duró el discurso de López Obrador, con gesto adusto y la mayor parte del tiempo, con la quijada apretada.
Al finalizar la intervención, se entonó el Himno Nacional y los congresistas, e invitados se dispusieron a retirarse de la sede parlamentaria.
El ciudadano Enrique Peña Nieto se despidió de López Obrador con un “señor Presidente” y algunos parabienes.
Se retiró del lugar acompañado por el coordinador del PRI en San Lázaro, René Juárez y la comisión de honor designada para ello.
Con el puño en alto, los legisladores de la mayoría emitieron un sonoro “¡Si se pudo!” y una vez más corearon que es un honor estar con Obrador.
“¡Viva el Presidente!, ¡Viva la Cuarta Transformación!, ¡Viva López Obrador!, ¡Viva MORENA! ¡Te queremos Presidente!” y ¡Obrador, Obrador!”, le gritaban, mientras intentaba abrirse paso entre un apretado grupo de legisladores que insistían en acercarse, felicitarlo y tomarse fotos con él.
Entre los pasillos de San Lázaro, López Obrador estrechó la mano del senador del PRI, Miguel Osorio y de la presidenta de ese partido y también senadora, Claudia Ruiz.
La presidenta de la Comisión de Puntos Constitucionales, Miroslava Carrillo, luchó para darle un abrazo y un beso, en medio del enjambre de medios y congresistas que se arremolinaban a su alrededor.
Sonrientes, el coordinador de los diputados de MORENA, Mario Delgado y Horacio Duarte, que será Subsecretario del Trabajo en su gobierno, esperaban que el Primer Mandatario se acercara a sus lugares y los pudiese saludar.
Posteriormente, el primer presidente izquierdista en décadas en México ofrecerá un almuerzo con los invitados y posteriormente pronunciará un discurso tras recibir el «bastón de mando» de los pueblos indígenas en la Plaza del Zócalo, testigo de varias de sus protestas.