La clase política está en deuda con los michoacanos; desde hace años, los ciudadanos de a pie dejaron de importar.
Y cuando digo clase política, me refiero –sobre todo– a la burocracia de primer nivel que tienen los tres poderes públicos, los organismos públicos descentralizados, los organismos públicos autónomos, los ayuntamientos y los partidos políticos.
Desde luego, existen excepciones.
Hoy que el gobierno federal anunció la posible cancelación de la Zona Económica Especial (ZEE) “Lázaro Cárdenas-La Unión”, es el momento de que toda esta clase política gobernante salde parte de su deuda con los michoacanos.
Durante por lo menos 12 años, la clase política solo vio la manera de aprovechar el cargo público para hacer negocios o para llevarse el dinero del erario público, y este es el momento en el que tiene que salir a defender de manera prudente e inteligente una posición en contra de la decisión del gobierno federal,como ya lo hizo el Poder Ejecutivo de Michoacán y un grupo de empresarios michoacanos.
Recientemente, Ejecutivo y empresarios señalaron que no están de acuerdo en lo que pretende el Presidente de México y le pidieron reconsiderar la desaparición de este polo de atracción y generación de inversión productiva que representa la ZEE.
El tema no es para menos.
Michoacán se está quedando sin opciones viables e importantes para que, desde el gobierno estatal, se puedan crear condiciones favorables para generar oportunidades de progreso.
El dinero que administra el Poder Ejecutivo se está yendo en pagar sueldos, salarios y prestaciones para sindicatos, pero también, se está diluyendo en grandes entradas que tiene la alta burocracia. Les pongo dos ejemplos sencillos: Nueve de cada 10 pesos que tiene el sector educativo de Michoacán, se destina a pagar sueldos, salarios y prestaciones y, la alta burocracia de esta entidad y los empleados sindicalizados en promedio, reciben 60 días de agüinaldo año tras año. Esto es insultante, en una entidad que sufre una severa crisis económica en el sector público.
Sin embargo, aquellos que no forman parte de las estructuras públicas o de los partidos políticos quedan fuera de esta cantidad de recursos económicos que sí tienen asegurados los empleados considerados de la alta burocracia. A ellos nada les pasará en sus ingresos, porque terminan pagándoles lo que ya está presupuestado año tras año.
El Estado necesita la Zona Económica Especial, sin duda. Michoacán necesita traer a más inversionistas locales y foráneos; Michoacán necesita más fuentes de empleo con mejores salarios. La entidad necesita un nuevo rostro, y ese solamente puede llegar si hay dinero, inversiones productivas, empleos, menos pobreza, menos marginación social y mucho más estado de derecho.
De hecho, la Zona Económica Especial de Michoacán ya inició trabajos y la empresa Arcelor Mittal aterrizó una primera inversión de un mil 300 millones de dólares. Pero además, existe la intención formal de más de una decena de empresas para venir al puerto e iniciar inversiones en esta Zona Económica. Tan solo en el mediano plazo, empresas invertirían más de cuatro mil millones de dólares en esta Zona Económica Especial, pero hoy todo esto parece que se irá al cesto de la basura.
Michoacán perdería demasiado si se cancela el proyecto.
Más de 25 mil empleos directos e indirectos no serían creados y eso sería catastrófico para una entidad que necesita brindar oportunidades a su gente.
El Gobernador de Michoacán, a través del Secretario de Economía, así como un grupo de empresarios importantes de la entidad, iniciaron la batalla para que no se elimine desde un escritorio el proyecto. Ellos están haciendo lo correcto, lo debido y lo urgente. Observan una profundización de la crisis económica en caso de que López Obrador no frene susintenciones de quitar prácticamente todas las zonas económicas especiales decretadas en años anteriores.
Sería bueno que se sumaran a esta exigencia los partidos políticos, los sindicatos, más empresarios, las iglesias y los medios de comunicación. Un Michoacán con la Zona Económica Especial en Lázaro Cárdenas–La Unión le conviene a todos, y lograrla, sería una forma de ir saldando la deuda que se tiene con los michoacanos.
* El autor, es politólogo, neuromercadólogo,abogado y comunicador.
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