Hace unos días, a lo largo y ancho de todo el país, los antorchistas, por medio de ruedas de prensa, ofrecimos a nuestros hermanos del estado de Hidalgo la solidaridad en la lucha que valientemente han emprendido y sostenido por años ante la necia negativa de solución del gobernador del estado, Omar Fayad Meneses, como única respuesta a las demandas de los más pobres de la atribulada población que sufre su gobierno.
Hidalgo, un estado en el que el 52 por ciento de su población padece algún tipo de pobreza, y donde el 12. 3 por ciento sufren pobreza extrema; donde el gobierno tanto federal como estatal han convertido en delito la protesta popular en demanda de atención a sus derechos; aquí, enfrentando la adversidad, los antorchistas han levantado la voz, exigiendo solución a antiguas carencias populares para que, como dijo Benedetti, en mi país la gente viva feliz, aunque no tenga permiso.
Desde 2017, cuando presentaron ante el gobierno su primer pliego petitorio, hasta dos años después, los colonos, campesinos, amas de casa y estudiantes, lo único que han hecho es pedir ser recibidos y escuchados por las autoridades estatales, con la finalidad de que sus demandas sean escuchadas y atendidas; pero no solo han sido ignorados, sino agredidos y amenazados, humillados y ofendidos, por policías, uniformados y disfrazados de civiles, mandados por el gobierno.
Somos miles de mexicanos los que nos sumamos a la lucha de los hidalguenses, no sólo por solidaridad, sino porque sus demandas son las mismas que encabezamos en todo el país. Y esto no es mera coincidencia: es que la pobreza muerde, y duro, a la mayoría de los mexicanos, en todo el territorio nacional.
Escuelas, clínicas, caminos, casas del estudiante, casas de cultura, e introducción de servicios básicos, son algunas de nuestras exigencias en todos los ayuntamientos y gobiernos estatales, para mejorar, aunque sea un poco, las condiciones de vida de la gente, responsabilidad, aunque pretendan evadirlo, de los gobernantes, pues para eso se hicieron elegir por el pueblo, cuando fueron, zalameros, a pedirle su voto, prometiéndole el cielo y las estrellas.
El Movimiento Antorchista, desde su nacimiento decidió encabezar las demandas de los más pobres, como una organización gestora, y jamás hemos pedido, como perversamente repite Andrés Manuel López Obrador, o quien lo diga, que el recurso se nos entregue directamente como organización. Los hechos nos respaldan: las obras que hemos gestionado están a la vista de quien quiera verlas, y han sido construidas por empresas contratadas directamente por gobiernos o municipios. Miles de espacios deportivos hemos logrado. Cientos de escuelas educan a jóvenes estudiantes; para los campesinos hemos logrado apoyos para el campo, que han llegado a sus beneficiarios.
Es por eso, que en este 2019 festejamos ya 45 años de existencia, años en los que hemos demostrado con hechos, que somos la única organización capaz de defender en la práctica, los intereses de los más desprotegidos, de velar lealmente por sus intereses; y es por eso, precisamente por eso, que hemos soportado y sobrevivido a tantos ataques, porque el pueblo mismo, agradecido y reconociendo nuestra labor, es quien nos protege de los afanes represivos de gobernantes de todos los partidos; léase bien, de todos los partidos. El pueblo es nuestro muro; el pueblo es nuestra trinchera; el pueblo es nuestro Argos, vigilante y atento siempre; el pueblo es, como era la Tierra para el luchador Anteo, nuestra fuente de energía.
Aquello que defendemos, aquello sobre lo que nuestra organización se ha cimentado es lo que deberían defender, y defenderán, todos los hombres buenos y honestos de nuestra patria. Desde esta humilde tribuna, como mexicana que desea la felicidad de mi pueblo, hago el llamado a todos los antorchistas y a los mexicanos que sin ser antorchistas sienten el dolor ajeno como propio, a no dejarse intimidar por las amenazas y acusaciones sin fundamento lanzadas contra nosotros, cual rayos desde el Olimpo del poder. Mexicanos, la hora de Antorcha se acerca. Como dijo Víctor Hugo: “El alba es invencible, llegará. Posee el haz de luz irresistible”.