Santa Clara de Valladares es una
tenencia cañera, Tocumbo es la cabecera del municipio y cuna de la industria paleta.
En la geografía del crímen organizado, forma parte de de la ruta de la Costa y Tierra Caliente para conectar al Centro Occidente y Bajío.
Al igual que en otras comunidades de Michoacán está pasando por momentos difíciles. Asediadas por la violencia, presionadas por dificultades económicas, familias enteras salen a buscar el sustento con la preocupación de no formar parte de las estadísticas que señala a Michoacán como el estado sexto en muertes violentas.
Otros datos que han manejado algunos medios de comunicacion son preocupantes,
indican que de enero a agosto del 2019 el empleo formal en Michoacán descendió en menos 77.1 por ciento, al bajar de seis mil 516 plazas a mil 492 de 2018 a 2019, el pronóstico en un futuro próximo no es favorable.
En este contexto, en Santa Clara tuvo lugar el pasado 6 de octubre una marcha a favor de la Paz. En ella, la demanda central de sus pobladores fue vivir tranquilos, pero fue aprovechada para pedir que se reinstale en la parroquia a un sacerdote (Francisco Javier Sepulvedad) que de acuerdo con la población, ha echo un buen trabajo y está logrando que la comunidad se una, no solo en el fervor religioso, sino para causas que construyan comunidad.
Y aunque resistir es una empresa difícil, las comunidades no pueden quedarse de brazos cruzados mientras la impunidad y el crimen se enseñorean. Quizá estás marchas, que con algunos matices se han venido replicando.
Sirvan para que la conciencia despierte de esta que ha sido ya una demasiado larga noche.