¿Quién no recuerda al Toro de Etchohuaquila? El gran Fernando Valenzuela, pitcher legendario de Dodgers de Los Ángeles, entró al Salón de la Fama.
Si bien no lo ha hecho en el de Cooperstown, ese no es un problema para Valenzuela, ya que ingresar al del béisbol mexicano es lo que lo tiene contento, porque es en su país y para el Toro, el cariño de su afición es lo más importante.
Además de Valenzuela, entronizaron tres figuras más al reciento de Monterrey; Daniel Fernández y Ricardo Sánchez como jugadores y Cuauhtémoc Rodríguez como directivo.
En el evento, Valenzuela destacó la importancia del béisbol y sin duda su ingreso al Salón de la Fama y si bien dijo que no todo llega al momento, se debe tener paciencia y aprovechar al máximo la oportunidad, «llegó este año y estoy contento por estar acá”.
De 59 años de edad, Valenzuela debutó en los Dodgers de Los Ángeles el 15 de septiembre de 1980 y su retiro se dio el 14 de julio de 1997, portando el uniforme de los Cardenales de San Luis, aunque también jugó con Baltimore, Filadelfia y San Diego.
De las estadísticas en Grandes Ligas, el Toro obtuvo 173 triunfos y dos mil 74 ponches. Lanzó un juego perfecto (sin hit, ni carreras) el 29 de junio de 1990. En 1981 ganó un juego de Serie Mundial y fue nombrado novato del año.
Valenzuela fue considerado atípicamente un buen bateador para ser pitcher. Su mejor año en el plato fue en 1990, su último año con los Dodgers cuando bateo .304 con cinco dobles, un jonrón y 11 carreras impulsadas en 69 turnos al bate.
Fue utilizado en ocasiones como bateador emergente por el pitcher, bateando .368 (de 19-7) en tales situaciones. Dos veces estando con los Dodgers, fue llamado para jugar los jardines y la primera base en un juego maratónico de extra-innings en el cual no lanzó. Ganó el premio bate de plata que es solo para pitchers en 1981 y 1983.