Morelia, Michoacán.- Michoacán es hogar de múltiples especies de flora y fauna clasificadas como endémicas. El Estado, blinda su cuidado y protección a través de las áreas de conservación natural que permiten, además, la preservación de los ecosistemas, su restauración y su aprovechamiento sustentable.
En las áreas de conservación del Volcán del Jorullo y Cañadas de los ríos Márquez y Cajones, en los municipios de La Huacana, Ario, Múgica y Gabriel Zamora, se encuentra el nopilche, nopilchi o nopichi (Ctenosaura clarki), un reptil que puede llegar a pesar hasta 108 gramos y alcanzar una longitud de 30 centímetros, que se distribuye exclusivamente en los estados de Michoacán y Guerrero.
Asimismo, albergan al eslizón michoacano o Mesoscincus altamirani, un peculiar ejemplar detectado únicamente en Michoacán y Guerrero, cuya fisionomía recuerda a las culebras.
Por su parte, en las Cañadas de los ríos Márquez y Cajones viven la salamanquesa pigmea de la Sierra Madre del Sur (Phyllodactylus duellmani), que con 43 milímetros es considerada la especie de gecko más pequeña en México, y el murciélago amarillo de Infiernillo (Rhogeessa mira), concentrado en las inmediaciones de Zicuirán.
La Laguna de Zacapu y su Ribera, en el municipio de Zacapu, resguarda al achoque de Zacapu o Ambystoma andersoni y al tiro de Zacapu o Allotoca zacapuensis, organismos acuáticos, mientras que en la zona de Pico Azul – La Escalera, que comprende los municipios de Charo, Madero y Morelia, se encuentra el achoque michoacano o Ambystoma ordinarium.
La flora también tiene presencia en el listado de organismos endémicos que habitan áreas de conservación en Michoacán: en el Manantial de la Mintzita y su área de amortiguamiento, perteneciente a Morelia, tiene su hogar el zapote prieto (Diospyrus xocolotzii), descubierto como una nueva especie en 1985, y en el Volcán del Jorullo reside la palma real (Sabal pumos), que ocupa los suelos arenosos en el espacio de transición entre el bosque tropical caducifolio y el bosque de encino.