Ha sido público y notorio que el Poder Ejecutivo de Michoacán, ha tenido por años inmovilidad debido a la herencia de un grave desaseo en las finanzas públicas, provocado por muchos factores.
Resultado de ello, por ejemplo, uno de cada tres pesos del presupuesto público se han venido destinando año tras año al sector educativo y en este sector, nueve de cada 10 pesos, se han destinado a pagar sueldos, salarios y conquistas sindicales arrancadas a través de las llamadas «minutas».
De esto se desprendieron, años de ausencia de obras públicas de gran tamaño, mejoras en el sector educativo o mejoras en el sistema de procuración de justicia, por citar tres ejemplos, que orillaron al actual gobierno estatal a emprender una cirugía mayor a partir de finales del 2015.
a buena noticia, a cuatro años de distancia, es que las cosas están entrando en una fase de saneamiento. Las finanzas públicas de Michoacán después de prácticamente dos décadas, han comenzado a progresar, lo cual no significa que el Gobierno de Michoacán esté en bonanza, pero sí representa la oportunidad que se necesita para avanzar hacia adelante.
Lo más relevante de este avance en las finanzas públicas, está en su solidez. Ha sido Fitch Ratings quien lo acaba de decir y eso da confianza en el círculo de los periodistas, analistas y aquellos ciudadanos más “enterados”, en el círculo de los empresarios e inversionistas y debería dar tranquilidad a la población de michoacanos, aunque ciertamente es un tema nada simple para su comprensión.
¿Cómo explicarlo con un comparativo? Veamos.
El Gobierno Federal enfrenta tener finanzas públicas en estado de alarma, porque ha tenido que echar mano del 50% del “guardadito” que por años, administraciones federales juntaron para momentos de vacas flacas.
Hoy se sabe que México “crece” a cero por ciento, lo cual ha implicado que el Gobierno de la República tome del “Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios” (150 mil millones de pesos, de 260 mil millones de pesos que se tenían), para tratar de compensar con dinero público, el dinero que no ingresó a las arcas del Gobierno Federal. ¿Qué fue lo que paso? Indisciplina financiera, entre otras cosas, como lo ha dejado ver el especialista en finanzas, Enrique Campos Suárez en su columna “Focos amarillos en las finanzas públicas mexicanas”, publicada en El Economista, apenas en enero pasado.
Ahora bien, para el Gobierno de Michoacán, la agencia Fitch Ratings dedicada a la evaluación del riesgo de crédito, ratificó la calificación de largo plazo en escala nacional del estado en ‘BBB(mex), lo que significa que la entidad se mantiene con una perspectiva crediticia estable.
Es decir, respecto a los créditos que tiene y debe el Poder Ejecutivo, la agencia estableció que Michoacán se mueve con estabilidad, después de que por años ha estado atorado con deudas y complicaciones de pago.
Todo esto deja ver algo muy importante: las finanzas públicas de Michoacán, están ejerciéndose con disciplina, lo cual podrá traducirse en una oportunidad para que el dinero se destine a proyectos que produzcan riqueza en la entidad; para que el Estado sea atractivo para la inversión privada, porque se tiene un gobierno que gasta de forma debida, y lo más relevante, porque mantener finanzas públicas sanas permite que el dinero público ahora se invierta más en proyectos verdaderamente necesarios y ya no más en grandes porcentajes de sueldos, salarios y conquistas sindicales.
Desde luego, no todo será tan fácil. El escenario está puesto para iniciar un progreso, pero también importará que el Gobernador de Michoacán continúe haciendo las cosas de manera correcta y que su equipo de gobierno haga las cosas de manera debida. Tener más dinero en la bolsa es una oportunidad para gastarlo en cosas adecuadas, pero también puede ser una oportunidad para dilapidarlo.
Desde luego se abre otra oportunidad: que los ciudadanos sean observadores y críticos de sus gobernantes. Es importante exigir que el dinero público se utilice bien y de manera transparente. Es muy importante que los michoacanos destierren a los gobernantes que les han hecho daño.
Michoacán ahora mejora en sus finanzas públicas, pero aún hay un largo camino por delante.
Siempre que detecto cosas positivas en Michoacán y que escribo sobre ellas, me gusta preguntarle al Gobernador Silvano Aureoles, ¿qué más sigue?. Desde luego, me gusta responder que falta mucho más, porque los michoacanos no merecen menos.
* El autor estudia la maestría en Comunicación, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Neuromarketing y de maestría en Ciencia Política.
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