Es una evidencia histórica que nos encontramos en momentos de incontrovertible crisis. Muchos son los que piensan que el problema es estrictamente económico político, Y seguramente tienen parte de razón. Así lo escuchamos de tantos indignados de una orientación u otra: pacíficos y esperanzados algunos en la política de la 4T; violentos y desesperanzados otros, como lo hemos podido ver en manifestación de hartazgo, por el mal manejo de problemas que enfrenta la 4T.
Precaria e informalidad estos son los términos que mejor definen la situación laboral en la 4t, un factor que también impacta en la vida social, en las garantías de los derechos fundamentales de los mexicanos y mexicanas e incluso el acceso al servicio como la salud.
Los esfuerzos del presidente por tratar de revertir los resultados del mal manejo de la covid-19, la corrupción, con la liberación de 100-fuegos, en sus mañaneras fiel a su costumbre arremete contra la prensa nacional y extranjera que publica criticas contra su gobierno.
No tenía por qué ser así. A medida que México se ve golpeado por otra ola de Covid-19 (el país ahora tiene más de 1 millones de casos y más 100 mil de personas han muerto), es importante recordar que lo que estamos experimentando ahora es casi en su totalidad elección. Hace meses que sabemos cómo limitar la propagación de la enfermedad, pero una minoría vocal de mexicanos ha optado por no hacerlo. Y han elegido este camino de mayor resistencia gracias en gran parte a una persona detestable que ha usado su púlpito de vocero para frustrar la salud pública.
Desde la primera ola del virus, el gobierno y su séquito de charlatanes y facilitadores han fallado las pruebas más básicas de gobernanza y liderazgo. Actuó con demasiada lentitud para detener la propagación del virus o dar a los hospitales los recursos que necesitaban. No se le ocurrió un plan de pruebas masivas o rastreo de contactos. En lugar de utilizar los poderes del gobierno federal para coordinar una respuesta nacional y salvar vidas, se escondió detrás de los gobernadores y dejó que los estados se las arreglaran por sí mismos.
La vacuna Covid-19
Una vacuna COVID-19 podría llegar en unas semanas, al menos un suministro limitado para los trabajadores médicos de primera línea. Las compañías farmacéuticas Pfizer, Moderna y AstraZeneca tienen las principales candidatas a vacunas. Varios otros permanecen en desarrollo.
La Administración de Alimentos y Medicamentos es responsable de autorizar y aprobar todas las vacunas en los EE. UU. El uso generalizado de la vacuna una vez que se le da luz verde podría proporcionar una forma de poner fin a la pandemia de coronavirus.