La recuperación económica de México y en el mundo dependerá de la velocidad en la producción de vacunas antiCovid y los sistemas nacionales de distribución e inmunización.
En esto coincidieron las autoridades de nuestro país y de organismos financieros internacionales al presentar sus pronósticos para el desempeño de la economía de México para este 2021, organizado por el ITAM el pasado 10 de enero y en el que participaron el secretario de Hacienda, Arturo Herrera; el gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León; el director para el Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, y el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría.
La recuperación económica de México está atada a la eficiencia en la aplicación de las vacunas, dijo Arturo Herrera. “Actualmente hay una carrera en el hemisferio norte, donde estamos transitando por el invierno, para ver si se logra vacunar a la velocidad suficiente para aplanar la curva de contagios. Eso es lo que va a determinar las condiciones de operación de la economía en el 2021”, aseguró.
Expresó su confianza de que nuestro país crezca 4.6 por ciento este año, aun con la caída en 2020, de 9 por ciento del Producto Interno Bruto. “Pero si el despliegue de la vacuna comienza a ganarle al repunte de la pandemia, estos números pueden mejorar. Si podemos aplicar las vacunas a suficiente velocidad, primero para que aplanen la curva (de contagios) y luego para que esté por debajo de manera definitiva, puede mejorar la situación y tendremos un avance mayor en la economía”.
Según sus cálculos, para junio un porcentaje muy alto de población puede estar ya vacunada, pero insistió que el quid esta en la eficiencia para inmunizar lo más rápido posible.
José Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), no fue tan optimista. En 2020 se destruyeron todos los empleos que se crearon después de la crisis del 2008 y el desempleo juvenil supera 14 por ciento.
“La única forma de conseguir una recuperación económica sólida, cercana a la que teníamos antes de la pandemia, es venciendo al virus. En la OCDE hemos dicho todo el tiempo que no hay dilemas. Hay que hacer lo posible para proteger y salvar vidas primero, ayudar a la gente para que pueda transitar el distanciamiento social y vacunarlos. Sólo así bajaremos el costo de la pandemia en la economía”, advirtió.
Entonces, es claro que el dilema del Presidente es de velocidad y sensatez -que lamentablemente no la tiene-: sigue en su terquedad de concentrar en sus manos la compra, distribución y aplicación de las vacunas, o abre los procesos a la iniciativa privada y a los estados que han manifestado su interés de invertir para beneficio de sus poblaciones, porque sus sistemas de salud ya están colapsando.
Lo vemos con el Valle de México. Durante 10 meses, los López se esforzaron en soportar la mentira del control de la epidemia en el número de camas disponibles y la realidad ya los rebasó. El Presidente quiere sacar raja política a la vacuna en este año de elecciones, y ya se ve con el aumento a las pensiones y becas, y el acompañamiento de sus operadores electorales en las tareas de vacunación, así sea dentro de los hospitales…
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Iniciado el tercer año de su mandato constitucional, es evidente que López Obrador como Presidente ha sido el mayor fiasco de la historia de México. Lo único que le ha funcionado son los programas sociales y la propaganda. Fuera de eso, fracaso tras fracaso.
¿Vendió el avión? ¿Generó más empleos? ¿Creció la economía 6 por ciento? ¿Hay mejor educación? ¿Mejor sistema de salud? ¿Más seguridad? ¿Menos corrupción? ¿Regreso al Ejército a los cuarteles? ¿Tiene un gabinete capaz y eficiente? ¿Hay apoyo al campo y al empresariado?
En redes sociales podemos encontrar más de 50 razones que demuestran la incapacidad de este Presidente que se vendió como la “esperanza” de México.
Lo acabamos de ver en Michoacán el pasado 8 de enero.
Morena es un absoluto desmadre; está pulverizado y todos contra todos; tiene dos precandidatos a gobernador -uno oficial, Raúl Morón, y Cristóbal Arias en Fuerza Social-; las y los diputados federales se quieren reelegir, y los locales, alcaldes y militantes empujando por la oportunidad de “servir a la nación”. La dirigencia estatal no ata ni desata y el consejo estatal -¿hay?-.
Propios y extraños supusieron que su guía moral, cuasimitológico, vendría a poner orden y se reuniría en privado con los “liderazgos”. Nada pasó. Amlo no mancha la impolutez de su plumaje en los lodazales de Morena. No hubo el aval para Morón ni para CAS ni para nadie.
Todo se resuelve y se decide en la Ciudad de México, no en el “pueblo”.
Neta. Si la alianza opositora en Michoacán no aprovecha los entornos, es que de veras, están bien pendejos. Todo dependerá de los candidatos y candidatas que postulen, pero por los que se mencionan, están pa´ la fregada.
Reitero mis sospechas en las encuestas en redes sociales que son las únicas que se conocen, porque solo son ventana de un ecosistema mediático formado por granjas de activistas de todos los colores y sabores. Eso sí, en lo que coinciden es en el alto índice de indecisión, arriba de 30 por ciento. Este segmento debe ser el target de la alianza. Pero tendrá que presentar candidaturas confiables y una oferta electoral atractiva.
¿Qué es eso de consolidar la transformación? Lo único que ha dejado la 4T son programas clientelares de compensación de pobreza y propaganda. Fuera de eso ¿qué?
Y a propósito de la visita para la foto, a los cuarteles de la Guardia Nacional en Maravatío, Zamora y Cotija, la agencia emeequis (Mx) publicó el 9 de enero “LA CONEXIÓN VIAGRAS-MORENA EN MICHOACÁN EMPAÑA EL TOUR DE AMLO. Un expediente alerta sobre nexos entre criminales enemigos del Cártel Jalisco Nueva Generación y políticos locales del partido oficialista. Para evitar que un escándalo salpique a AMLO, su gira por Michoacán tiene un blindaje especial”. (https://m-x.com.mx/secretos/la-conexion-viagrasmorena-en-michoacan-empana-el-tour-de-amlo)
Es más un reciclado de información vieja con hechos recientes tomados de redes, pero no podemos dudar de la intromisión de los grupos criminales en estas elecciones, como ha sucedido en el pasado. Nada lo evita, menos los supuestos blindajes del árbitro electoral. Y ya lo comprobaremos -lamentablemente- una vez que haya candidatos y en abril que inicien las campañas…
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Con 231 votos de los demócratas y una decena de republicanos, Donald Trump, así haya dejado ya la Presidencia, será sujeto a juicio político por “insurrección”. Elementos de prueba, están en las propias arengas en el mitin que encabezó frente a la sede del Congreso, el pasado 6 de enero:
“Vamos a caminar al Capitolio y vamos a animar a nuestros valientes senadores y congresistas y mujeres, y probablemente no vamos a animar tanto a algunos porque no se puede recuperar nuestro país con debilidad. ¡Tienes que mostrar fuerza y tienes que ser fuerte!”.
“Nunca se rindan, nunca cedan… Ganamos esta elección, la ganamos de una manera aplastante… ¡Si no luchas como el infierno ya no vas a tener país!”.
El que merece ser llevado también a juicio, es Rudolph Giuliani: “¡hagan un juicio arreglándose a golpes!”. Y Mo Brooks, representante republicano por Alabama: “¡Es hora de anotar nombres y empezar a patear traseros!”.
Oficialmente, cinco muertos. Pero me confirman las propias investigaciones policiales las intenciones homicidas contra las y los congresistas demócratas y particularmente, la presidenta Nancy Pelosi, que tuvieron que huir para salvar sus vidas.
Anteayer, un republicano aceptó que a pesar de nunca tuvieron los elementos que aseguraban el triunfo de su candidato Trump, le permitieron propagar ataques falsos contra la integridad de las elecciones de 2020 y nunca imaginaron el tamaño de la conspiración.
Y ¿qué de raro un escenario de esta naturaleza en junio, en México, si Morena y sus aliados pierden la mayoría parlamentaria? Veríamos al Presidente, desde Palacio Nacional, arengando a sus bases a tomar San Lázaro para impedir el fraude electoral.
Escribí líneas arriba, que junto con los apoyos sociales, lo único que le sale bien a López Obrador es la propaganda. No informa, pero cómo miente descaradamente. Literal, timó con la rifa del avión, niega que haya corrupción en su gobierno y todos los días lo desmienten las investigaciones periodísticas independientes.
Las más recientes mentiras que dan asco: “no nos va tan mal con la pandemia y ya son 138 mil muertos, y de anteayer: eliminó el financiamiento para los sistemas masivos de movilidad de la Ciudad de México, entre ellos, el Metro, para beneficiar las obras del Tren Maya.
Dice que la mañanera es el mecanismo de información pública, pero tiene plagados los canales de comunicación oficial de radio y televisión, de activistas y propagadores que cobran mucho dinero.
Todos los días, contra la prensa “vendida” que hace investigación; contra los opositores, los conservadores. Chistoso, Ernesto Zedillo bautizó como malosos a los narcotraficantes; para López Obrador, los únicos malos son los de malolandía, los que descubren las barbaridades de Bartlett, de Pío Obrador e Irma Eréndira Sandoval. Ni una palabra para las atrocidades del crimen organizado y su estela de muerte y orfandad…