Integralia, casa consultora del expresidente del Instituto Federal Electoral (hoy, INE) Luis Carlos Ugalde, pronosticó que entre 2022 y 2023, el partido político Morena ganará cinco, de las 8 gubernaturas en disputa.
Si este resultado se confirmara, al igual que los que aún se litigan de las elecciones 2021, el partido Morena o su alianza con el PT, llegaría a las elecciones presidenciales del año 2024 con 21 estados de la República gobernados. En 2022 se disputarán Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Oaxaca y en dos años más, Coahuila y el Estado de México.
Estas cifras son muy importantes para entender la movilidad y fuerza que podría tener el Presidente de México, porque una mayoría así, representaría esa estructura poderosa que a López Obrador le gusta. Su ADN en realidad es priísta, de aquel viejo PRI del siglo pasado que sabía operar programas asistencialistas -disfrazados de acciones “democráticas”-, y sabía movilizar aquella estructura clientelar a la que le llamaban “voto duro”.
Perfilados en gran medida hacia aquel escenario, ¿Quiénes podrían hacer equilibrio ante tanto poder y la sangre autócrata de López Obrador?
Esta es la pregunta obligada, que debería arrojar nombres de personajes o alianzas que podrían perfilarse como opositores políticos y voces críticas que necesita el Sistema Político Mexicano, para evitar pulsiones totalitaristas de López Obrador.
Eso me lleva a Michoacán y su capital, Morelia.
Acaba de ganar la alcaldía de Morelia con una alianza entre el PAN-PRD, Alfonso Martínez y será su segunda oportunidad como Presidente Municipal.
Sus números, pero sobre todo el contexto en el que se dieron éstos, es lo que me parece vale la pena tener en la mente para explicar la fuerza de este político.
Hace unas semanas, ganó la alcaldía con poco más de 102 mil votos, lo cual significa un piso sólido de respaldo ciudadano. En realidad, este muro sólido no lo tienen –en el presente- los del PRI, ni los del Morena-PT en la capital. El PRD tampoco lo tiene por sí solo como Partido, pero ha sabido aliarse con el Partido Acción Nacional y su alianza es de suma positiva.
La cifra de 102 mil 453 votos, le permite al futuro Alcalde, Poncho Martínez, ser una oposición estratégica, pues si bien Wilfrido Lázaro Medina (PRI) y Marko Cortés (PAN), en las elecciones de 2012 obtuvieron más de 130 mil y 120 mil votos respectivamente en la elección extraordinaria de 2012, su contexto fue muy diferente; Wilfrido se benefició de la fuerza de Enrique Peña Nieto-Fausto Vallejo, y Marko Cortés vivió, en los hechos, una segunda vuelta en una elección de solo dos fuerzas políticas competitivas: PAN y PRI.
En 2015 la elección en Morelia -en los hechos-, se definió entre tres jugadores competitivos: el PRI, con Jaime Darío Oseguera; el PAN, con Ignacio Alvarado y el Independiente, Alfonso Martínez; el PRD con Raúl Morón y el Morena, con Alfredo Ramírez Bedolla, prácticamente fueron testigos de la contienda.
En 2018, la elección en Morelia tuvo más jugadores “históricos”, pero en los hechos, tres eran los más competitivos para ese contexto: el PRI, con Daniela de los Santos; el Independiente, Alfonso Martínez y el Morena-PT con Raúl Morón. El PAN y el PRD fueron testigos de la elección, con Carlos Quintana.
Y en el año 2021, el contexto volvió a cambiar radicalmente las cosas.
La elección ahora fue de 4 partidos realmente competitivos: el Morena, con Iván Pérez Negrón, el PAN-PRD, con Alfonso Martínez y el PRI con Memo Valencia que, si bien quedó en tercer lugar, no dejó de ser un animador interesante de la precampaña y la campaña electoral.
Este ha sido el pasado, y ahora lo más importante es apreciar el presente y mirar posibles escenarios.
Me parece que Alfonso Martínez puede ser un muro de contención sólido y lo digo solo desde una perspectiva de neurocomunicación y neuromarketing político. Ya es una marca política consolidada, que bien puede jugar como opositor al Morena-PT en Michoacán. Desde luego, no recomendaría pelear, mucho menos, sobre dimensionar su fuerza política y electoral.
Se convirtió en una marca política sólida por el tiempo, la experiencia y los equipos que ha logrado articular. Es más, puedo asegurar que, en encuestas serias, aparece como un político con alcance estatal, por ser de los más reconocidos en todo el Estado.
Ahora, Alfonso seguirá acumulando tiempo y experiencia, pero el tercer elemento de su marca política será una de sus mejores fortalezas.
Un equipo de trabajo que le sume buena imagen desde el inicio de su nuevo gobierno, le será de gran ayuda y con seguridad le seguirá pegando tabiques en el muro de contención.
Veremos de qué está hecho este muro.
* El autor es consultor, estudia la maestría en Comunicación, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.
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