Alfredo Ramírez Bedolla es un chavo (46 años) idealista, sensible, inteligente, sin ambición, me contó uno de sus muchos amigos. ¡Ah! Pues entonces quién diablos despacha como gobernador de Michoacán porque lo que vemos es una copia malhecha de los peores defectos de López Obrador como Presidente.
Puedo entender que el “ideal” de Bedolla sea AMLO. Cree de manera firme e inquebrantable en él. No porque tenga la razón y lo mueva la mitológica cuatroté tan incomprendida, sino porque lo que es, se lo debe a él. De eso está plenamente convencido y nada va a cambiar aunque transite de fracaso y fracaso. Como AMLO.
Imita actitudes y acciones del Presidente.
Este viernes López Obrador celebra el cuarto aniversario del triunfo electoral con un informe del porqué no cambiará la estrategia de los abrazos a los criminales; Ramírez Bedolla hizo de su primer año de festejo, una pasarela entre banderines de Morena, del titular de Segob Adán López Hernández; próximamente desfilará la “corcholata” Sheinbaum, según adelantó el propio gobernador y luego Marcelo, seguramente.
Pero lo que trascendió no fueron los discursos o un informe de resultados, sino el acarreo. Lo descobijó la dirigente morenista -no reconocida por Mario Delgado y por el gobernador- Ana Lilia Guillén.
Lo ocurrido en el BedollaFest fue “el perfeccionamiento de las técnicas del acarreo”. Integrantes del gobierno estatal fueron presionados para arrimar gente y se les puso cuota. “Funcionarios públicos me buscaron y me dijeron que los obligaron a pedirle a cada empleado llevar cuatro personas cada uno al evento”.
Con el desatinado Memo Valencia al frente del PRI comenzó a notarse el éxodo de priístas que se arrimaron al evento. “Si nos hubieran convocado a los morenistas, llenamos la plaza Morelos, sin pago de lonches ni de camión. Hubiéramos ido por convicción”, expuso Ana Lilia, pero como no la reconocen, no la invitaron.
Giuliana Bugarini la “delegada nacional de Morena con funciones de presidenta en Michoacán”, negó el acarreo. “No somos iguales, el pueblo se organizó”.
Pero terminó siendo una lideresa social del PRD en la región Pátzcuaro, Larissa Carmona, quien rematara el descobije de los acarreados al BedollaFest.
En la carta de renuncia al partido en el que militó por 32 años y dirigida al secretario de Organización, Helder Valencia, se fue de boca y confesó (se respeta la ortografía): “El sábado llevamos 22 camiones a un evento un amigo y yo en el cual, sabemos que ni los de primer nivel ni segundo nivel tienen el poder de convocar no llevaron ni a su familia que lamentable que yo y mi buen amigo convoquemos y movamos montañas más que muchos, aún ni militante soy de Morena”.
O sea, la estructura bedollista vale para pura… y perredistas animaron el mitin de Morena. ¿Quién pagó el acarreo?
Esa es la simulación en la que quiere vivir el idealista, sensible, inteligente, sin ambiciones, Alfredo Ramírez. Allá él. El compromiso era con Adán y ni modo que le presentara al secretario de Gobernación una plaza vacía.
Otro evento que retrata el afán de Bedolla por parecerse al Presidente, es la fotografía tomada anteayer en las escalinatas de acceso del Colegio de la Defensa Nacional de la Sedena, rodeado de generales. Él si tiene a los militares de su lado, el pueblo no.
Según el despacho de prensa, acudió como ponente en la conferencia «La política del estado de Michoacán en materia de desarrollo y seguridad» y la nota se limitó a anunciar la campaña de canje de armas por electrodomésticos, a partir del próximo lunes. Nada nuevo porque se viene realizando todos los años y en distintos estados del país.
Pero ya veremos a los jalisquillos y a los de los otros cárteles, intercambiando sus fusiles de asalto, barrets y drones explosivos, por plasmas, hornos de microondas o licuadoras.
Y ese el tema. Como AMLO, Bedolla cree que todas y todos somos pendejos; que declaraciones fantasiosas y boletines anodinos van a cambiar la percepción sobre un gobernante que es una copia de otro mal gobernante.
Realmente no tengo ni idea de quien va a ser Alfredo Ramírez en 2024 o cuando termine su sexenio. Si el próximo presidente o presidenta es de Morena, o si en una de esas llega un opositor ¿a quién va a consultar? Al mandatario en funciones o irá a “La Chingada” a recibir consejos.
Difícil la situación de Alfredo, si de veras no se impone la inteligencia y su compromiso con las y los michoacanos…
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Otra farsa infame es el concepto de “unidad” en boca de Mario Delgado, porque suena absurdamente a subordinación, sumisión. Y pues sí, va a tener muchos problemas con la elección de dirigentes estatales y Michoacán será todo un caso.
Porque la rebelión de conciencias ya se ve y se mueve: Ricardo Monreal y la Convención Nacional Morenista que encabeza John Ackerman. En frentes e intereses distintos, pero en la misma ruta: la democratización real, no simulada, de su partido.
Todos sabemos que el que gana las elecciones es AMLO. ¿Y qué va a pasar cuando deje el cargo o ya no esté? Si los morenos no entienden la importancia de institucionalizarse como partido, la “cuatroté” pasará a la historia como la más horrendas de las pesadillas del México moderno.
No se equivoca el senador zacatecano. Morena debe abrirse, reconocerse sus fortalezas, sus debilidades y transitar a la institucionalización.
“Debatir, discutir las políticas públicas de la 4T; deliberar, proponer, llegar a acuerdos en distintas materias, en las que no podemos estar ajenos ni podemos evadir, como son los temas de la seguridad pública, migración, agua, salud pública”, dijo Monreal en Coahuila. “No nos dejemos ni nos quedemos en lo electoral. Fijemos reglas claras. No violemos la ley. Hagamos las cosas perfectamente bien, porque aquellos que fuimos pisoteados por el gobierno anterior, no queremos que se repita. Hay que lograr que Morena actúe con estricto apego a la legalidad”.
Pero tampoco es estúpido y reconoce las resistencias del Presidente a la transformación que los tiempos y contextos, también imponen a su partido. ¿O qué quiere AMLO? ¿Que Morena se quede como un movimiento amorfo de votantes sin mayor aspiración que la recompensa del programa social? Entonces, que no diga que es un “transformador”…
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Porque el único que en todos los sentidos sí vino a transformar nuestra realidad, fue el fregado Covid.
Por más que intenta López Obrador en las “mañaneras” convencer al país que “vamos bien”, la realidad lo abofetea y se ensaña con la crítica, ya no solo de los periodistas, sino de la iglesia católica, los jesuitas y ahora de la comunidad judía.
Quiere que el Banco de México busque más caminos para controlar la inflación, que el aumento a las tasas de interés. Pues no lo hay, por eso Estados Unidos y las grandes economías del mundo aguantan el ciclo alcista generado tras la pandemia.
Entonces, en tiempos y contextos tan complicados, López Obrador sin poder ofrecer soluciones a los problemas de violencia criminal, homicidios, feminicidios, corrupción, precios descontrolados y la economía en caída libre, manda a sus “corcholatas” a hacer precampaña. Que padre…