Al margen de la defensa de cajón, granizó crítica a los procesos internos de Morena del pasado fin de semana. Pero en un enfoque inverso, para los fines prácticos del Presidente, el evento, sí, es “histórico” y además, notable: en 48 horas afilió a 2.5 millones de electores.
Estos militantes, sostienen los críticos, son resultado del acarreo, la compra de voto, embarazo de urnas, uso de recursos públicos y condicionamiento de programas sociales, delitos agravados por el propio López Obrador para acabar en definitiva con el fraude electoral.
Hasta los últimos dos días de este julio, militar en Morena era todo un privilegio. Era el mérito de los fundadores, de los autollamados orgánicos; los que habían acompañado al “Peje” desde los noventas y sufrieron las derrotas de 2006 y 2012 e iniciaron el partido en 2014. Para 2018, el padrón registraba arriba de tres millones de afiliados, pero tras una depuración por eso de que no se puede pertenecer a dos partidos, el listado se cerró en 466 mil 931 integrantes.
Hoy, el guinda tiene una notable militancia, por los nuevos afiliados y los que lograron la reafiliación. Unos por convicción, otros por conveniencia y los que no saben ni porqué. Pero para los propósitos de López Obrador, ¿qué importa? Son nombres, clave de elector y al final, una boleta cruzada a favor de Morena.
En términos llanos, ¿a quién diablos le importa también, quiénes sean los congresistas y consejeros si solo avalarán lo que dicte el índice presidencial y los meñiques de las y los gobernadores en sus respectivas plazas?
La consulta del 2021 -juicios a expresidentes: 6.5 millones de electores- y en abril de 2022 -la no revocación: 15 millones-, así como estas internas del 30 y 31 de julio, constituyen ejercicios valiosos para ponderar los resultados, insisto, de la gran y verdadera obra insignia de López Obrador: los programas sociales.
Por eso no le importa mucho que el AIFA nada más no levante vuelo; tampoco que “Dos Bocas” no refine y menos que el Tren Maya cimbre vestigios arqueológicos. Como sea, ahí quedarán las placas en bronce para la posteridad. Lo toral, son los votos para la continuidad.
Así las cosas e interpretados los resultados de estos ejercicios “democráticos”, López Obrador enfrenta el problema de cómo ser el “candidato” sin serlo. Su solo nombre y figura garantiza 15 millones de votos. Probaditos. La 4T en las intermedias del 2021 alcanzó 21 millones de sufragios, pero la alianza PRI, PAN y PRD, junto con Movimiento Ciudadano, sumaron 22.8 millones.
Entonces, no le quedará otra que hacer campaña, nuevamente desde las mañaneras y en sus giras por el país para mantener el poder. ¿Quién se lo va a impedir? ¿El INE? Se limpia el trasero con el árbitro; ¿el TEPJF que admitió la intromisión del crimen organizado? ¿las Fiscalías? ¿la Suprema Corte? Bueno, ¿el Ejército? ¿Estados Unidos? ¡Uy! Qué miedo…
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El caso que muchos nuevos militantes de Morena que se afiliaron el pasado fin de semana representan una parcela de investigación interesante, por la infinidad de videos de personas que no sabían para qué estaban en la plaza, pero que les habían prometido dinero y una despensa; el titipuchal de adultos mayores que expresaban su miedo de que les retiren la pensión.
No me quito de la cabeza, esa esa forma tan procaz con que el Presidente -mañanera del 29 de marzo de 2019- defendió los programas sociales:
“La justicia es atender a la gente humilde, a la gente pobre. Esa es la función del gobierno… hasta los animalitos, que tienen sentimientos, ya está demostrado… ni modo que se le diga a una mascota: ‘a ver, vete a buscar tu alimento’. Se les tiene que dar su alimento, sí, pero en la concepción neoliberal todo eso es populismo, paternalismo”.
Desde entonces, López Obrador -para mí- reveló cuál sería su verdadera obra sexenal: los pobres. Unos 54 millones de mexicanos, según el Coneval e Inegi.
Y en este enfoque inverso, tiene razón AMLO, y lo ha demostrado, los pobres son votos y ya ha invertido en ellos, en estos casi cuatros años, cerca de un billón de pesos. Y tienen razón en adorarlo y hasta sacralizar el apoyo social, porque ha sido el único Presidente de la República que se fijó en ellos, piensa en ellos y actúa por ellos. ¿Algún reproche?
Gómez Vilchis (2022) a partir de un análisis econométrico bajo modelos ordered probit y con datos duros y actuales, sostiene que el perfil del partidario de la 4T obedece a una mezcla de un cierto populismo y una lealtad racional del votante; es decir, “no sólo conlleva a la exaltación de las emociones, las pasiones y al antagonismo entre el llamado pueblo y una élite que se niega al cambio en beneficio de la mayoría, sino al mismo tiempo expresa una particular lealtad racional, pues consideran que la economía del país o la de su propio bolsillo está mejorando”.
El investigador argumenta que dicha combinación se manifiesta también en los resultados electorales: las personas de menor nivel educativo y beneficiarias de políticas clientelares o asistencialista (rasgos del populismo) votaron más por Morena, y al mismo tiempo, quienes hacen un específico cálculo estratégico a partir de una percepción positiva de la economía del país y propia, respaldan con su voto a la 4T.
En este sentido, cuando López Obrador dice a sus votantes que la economía va muy bien, que es funcional su estrategia de seguridad, que ya se acabó la corrupción y el dedazo, auténticamente le creen, y lo reflejan las encuestas mensuales que lo aprueban como Presidente y vaticinan efectivamente los triunfos de Morena en las urnas.
¿Pero era este el perfil del voto de la 4T en 2018? No, de acuerdo a estudios serios en la materia, como Nexos, Parametría y Alejandro Moreno:
-La mayoría de los votantes de AMLO fueron hombres (65%).
-Tenían entre 26 y 35 años de edad.
-El 65% de sus votantes tenían una mayor escolaridad (universidad, maestría, doctorado), con ingresos de entre 15,000 y 20,000 pesos.
Para las elecciones federales del 2021, la 4T ya había perdido una buena parte del voto clasemediero al caer a 33 por ciento, mientras que 49 por ciento optó por la alianza PRI-PAN-PRD; en contraparte, el voto de los pobres se elevó a 55 por ciento para Morena. Esto confirma la eficacia de la estrategia de los programas sociales y, por tanto, la domesticación del voto.
Con base a los argumentos de Navarrete Vela (2021) sobre la victoria contundente de AMLO en 2018, y que ubica como razón principal los agravios sociales y económicos de los anteriores (neoliberales), “que exacerbaron la molestia de los más vulnerables: los menos educados, los de menor ingreso, los que no tenían empleo”, esta columnista atisba a la empatía expresada ese año por los educados, con empleo y medianos ingresos, pero que, quién sabe por qué razones, López Obrador despreció.
Ayer nada menos nos enteramos que el Programa de Apoyo Financiero a Microempresas Familiares será eliminado del Presupuesto de Egresos de 2023, porque fue creado exclusivamente para la pandemia y ésta ya se fue. Pobreza franciscana.
Por todo lo anterior, comparto el planteo de Raymundo Riva Palacio en su columna, que dolió tanto en Palacio Nacional y que el miércoles, Elizabeth Vilchis pretendió desmentir: Lo que vimos el pasado fin de semana, es ciertamente apenas una probada de lo que viene:
“En los últimos meses se ha acumulado suficiente evidencia empírica para afirmar que el presidente Andrés Manuel López Obrador está preparando quedarse con la presidencia al término de su mandato. Quizá no propiamente en sus manos, pero sí a través de una o un títere. (…)
“Sí podemos perfilar lo que vendrá en las elecciones presidenciales de 2024. En la precampaña y la campaña, habrá violaciones sistemáticas a la ley por parte del Presidente, Morena y quienes abanderen al partido en el poder. (…)
“En este momento, es relevante que la oposición piense en una estrategia paralela a sus alianzas y selección de candidaturas, para que, si llegara a darse su victoria –hoy en día aparentemente inalcanzable–, López Obrador tenga que aceptar la derrota de su proyecto e impedir una desestabilización para que Morena no entregue el poder. Dados sus antecedentes, jamás aceptará que perdió. La estrategia para que eso no suceda, está en marcha”.
Dos comentarios al margen de lo que escribió Riva Palacio: la clave para la oposición está en la comunicación y dos, es purita intuición -y tíldenme de loca-: hay “caballo negro” o yegua; quien mejor que Beatriz garantiza lealtad absoluta y la continuación del proyecto, y tiene lo que les falta a las “corcholatas”, carisma. Es nada menos que la esposa del guía moral. Como van, Claudia con su canto horrible y Adán con sus imprudencias, es más fácil que en un año, caigan a que crezcan…
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La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) otorgó este martes 2, el Gran Premio a la Libertad de Prensa ‘in memoriam’ a los 13 periodistas mexicanos asesinados de octubre de 2021 a la fecha, entre ellos nuestros colegas de Zitácuaro, Armando Linares y Roberto Toledo.
La organización reconoció que el ejercicio del periodismo es un trabajo riesgoso, pero en ningún lugar de nuestra América lo es tanto como en México.
Recibirán también este reconocimiento póstumo, el 28 de octubre en Madrid, España, las y los compañeros Sheila Johana García Olivera, Yessenia Mollinedo Falconi, Luis Enrique Ramírez, Juan Carlos Muñiz, Jorge Camero, Heber López Vásquez, Lourdes Maldonado, Margarito Martínez, José Luis Gamboa, Alfredo Cardoso Echeverría y Fredy López Arévalo…
Bibliografía
Gómez Vilchis, RR (2022) “¿Populismo o lealtad racional hacia el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO)? (El perfil del partidario de la 4T y las elecciones intermedias 2021)”. Rev. mex. opinión pública no. 32 Ciudad de México ene./jun. 2022 Epub 08-Abr-2022. Disponible: https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2448-49112022000100077&lng=es&nrm=iso
Navarrete Vela, Juan P. (2021) “Morena, de partido nuevo a la consolidación como partido en el poder”. Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública Volumen X, número 2, julio-diciembre 2021. Disponible: http://www.remap.ugto.mx/index.php/remap/article/view/365/281