En tiempos de tanto terror ante el supremacismo criminal expresado del 9 al 14 del mes en los estados de Jalisco, Guanajuato, Chihuahua y Baja California, podemos ya medir con frialdad a dos aspirantes presidenciales del mismo partido: Ricardo Monreal, insistiendo en una revisión inmediata y a fondo a la estrategia de seguridad, y a Adán Augusto, con lo mismo, que sí hay resultados y que las quemazones y balazos a civiles inocentes, es reacción a la fuerza de la autoridad.
¿A quién creerle?
Pero vino a ser Cuauhtémoc Cárdenas quien pondría el cascabel, no al gato, sino a las “corcholatas” en la entrevista que le realizó López Dóriga, el martes 16: “Sería bueno que dijeran porqué quieren ser candidatos y cuáles son sus propuestas”.
A más de un año que inicie apenas la organización de la elección presidencial -septiembre de 2023-, técnicamente, no hay candidatos ni propuestas, aunque curiosamente, sí hay campañas. Y en Morena.
Pero el ingeniero si nos invita a pensar sobre cuál será la oferta de Morena al electorado para los comicios del 2024. A cuatro años de iniciada la “transformación” para la que trabaja su hijo, Lázaro, ni el propio Cuauhtémoc, tan sesudo, la entiende: “A mi me preguntan qué es la 4T y yo no sé qué responder” (26 de mayo 2022).
Adán Augusto, Sheinbaum y Marcelo representan más de lo mismo, porque su “destapador” dice que vamos a toda madre y para nada se saldrán del guion. La otra, que López Obrador acepte las ideas que tiro por viaje le envía Monreal Ávila; es militante de su partido, ha estado con él en la duras y reduras, y le ha demostrado que puede ser tan perseverante como él.
Su debilidad, pero a la vez fortaleza, es ser realista.
Y basta con contrastar el discurso del titular de Segob el martes 16, sobre esta escalada de violencia criminal como nunca se había visto en lo que va del sexenio: “El Estado garantiza la seguridad de la población y existe una estrategia que funciona con resultados en la disminución de delitos de impacto, por lo que sucesos como los registrados en estados del norte del país constituyen una reacción de grupos delictivos ante la presencia y acciones de las autoridades”.
Y qué tal esto: “El Gobierno Federal debilita a las organizaciones criminales a través de aseguramientos que minan la base económica de las organizaciones, como el decomiso de metanfetaminas, con alto precio en el mercado”. No pues sí, por eso el cobro de piso esta cañón en Tijuana, como reconoce la alcaldesa de Tijuana, Monserrat Caballero.
Monreal, ese mismo día: “En lo personal, respaldo los planes de seguridad del Presidente de la República. Pero es necesario hacer una revisión profunda de sus objetivos y resultados, a fin de obtener mejoras. (¡ojo!) Toda política pública es perfectible”. “Fue acertado crear la Guardia Nacional, que está en proceso de maduración y goza de alta confianza ciudadana. Todo cambio a su naturaleza jurídica implica adecuar la Constitución”.
Y hasta le puede aprender tantito a Monreal. Porque no es lo mismo vociferar, sin pruebas -como el mismo AMLO lo admitió-, que los actos violentos fue una concertación propagandística de los criminales con el conservadurismo, a través de los medios de comunicación, a escuchar que “no son hechos aislados, sino estratégicos, reactivos y sincronizados, a sabiendas de que este fenómeno de la inseguridad es producto de años de complicidad y deterioro de un proceso en el que las bandas criminales se multiplicaron, fortalecieron y radicalizaron”.
Y como el inquilino de Palacio Nacional, Monreal defiende a la Guardia Nacional.
“Se creó para cubrir en parte las limitaciones de las policías estatales y municipales, muchas veces rebasadas por el crimen organizado. En ese proceso, se sobrepasaron los límites legales establecidos en la Constitución; aunado a ello, los cuerpos policíacos locales no se fortalecieron ni profesionalizaron, sino que ante la diversificación del crimen organizado en los últimos 20 años, se hicieron más vulnerables y corrompibles”.
Más coincidente con el Presidente, imposible.
Y es comprensible porqué AMLO reprochó con el “magnificaron los hechos” de lo sucedido en el norte de México: en la coyuntura de las elecciones intermedias de este año en Estados Unidos, una fuerte corriente republicana sigue pujando porque los cárteles mexicanos sean incluidos en la lista de grupos terroristas que amenazan la seguridad de ese país.
Pero el Presidente no lo quiere ver. Fueron actos terroristas lo que vimos. Y sí, hay ideología del dinero. Al narco lo mueve el dinero; es más, el propio López Obrador esta construyendo ideología con el dinero a los pobres. Que mueve el mundo ¡si no es el dinero!
Esta semana, ante el sindicato patronal del país, el senador morenista nos recordó que “el ataque directo a la población civil inerme, con el propósito deliberado de generar daño, miedo y alarma, por parte de grupos privados o grupos del orden público, es considerado una modalidad de terrorismo”.
“Así lo castiga y describe el artículo 139 del Código Penal Federal:
“Se impondrá pena de prisión de quince a cuarenta años y cuatrocientos a mil doscientos días multa, sin perjuicio de las penas que correspondan por otros delitos que resulten:
“A quien utilizando sustancias tóxicas, armas químicas, biológicas o similares, material radioactivo, material nuclear, combustible nuclear, mineral radiactivo, fuente de radiación o instrumentos que emitan radiaciones, explosivos, o armas de fuego, o por incendio, inundación o por cualquier otro medio violento, intencionalmente realice actos en contra de bienes o servicios, ya sea públicos o privados, o bien, en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad o a un particular, u obligar a éste para que tome una determinación”. ¿Y qué vimos?
Monreal es un morenista idealista pero también muy realista…
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En esos actos terroristas -que no quieren reconocer- del 9 al 14 de agosto, hubo 42 detenidos, de acuerdo al parte en la mañanera de ayer, del subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía. Perdido en el informe de “Cero impunidad”, la detención, muy rarita, de 167 “autodefensas” de “Pueblos Unidos”.
Resulta que estos cabrones -con perdón de la palabra-, a bordo de 24 camionetas -una blindada-, con 175 armas largas, 57 cortas, 700 cargadores, 20 mil cartuchos y un Barret, que se la rifan grueso contra el “cuatro letras”, en Tiamba, municipio de Uruapan, se entregan dócilmente al Ejército y la Guardia Nacional. En Baja California, donde se registraron 36 distintos ataques, la detención fue de solo 17 personas y en Jalisco, donde iban por el “RR” operador de redes sociales del CJNG, cinco.
¿Verdad que muy raro?
Y lo que aquí se quiso vender como la detención “histórica” sin un solo disparo, porque claro, se obsequian abrazos, no mereció ningún reconocimiento del Presidente de la República. Al cierre de esta entrega, ya estaban vinculados a proceso los tres menores de edad y trascendió que el resto podría lograr libertad bajo fianza.
Ante la incredulidad, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla respondió que los policías y militares que intervinieron en el operativo superaron 4 a 1 a los civiles armados. Esto es, 668 efectivos en camionetotas verdes que nadie notó ni soltó el pitazo.
Por cierto, ya no se supo nada del presunto aguacatero secuestrado que iban a rescatar las autodefensas cuando los detuvieron…
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LA COMIDILLA
Que tan pequeño se ha de sentir Ramírez Bedolla para no asistir al Informe del presidente municipal de Morelia, el pasado domingo.
A ese evento, en la capital del estado, nunca falta el gobernador por obvias razones. Pero esta ocasión, Alfonso Martínez se lució con el montón de políticos de todos los colores: los dirigentes nacionales del PAN y PRD, Marko Cortés y Jesús Zambrano; los senadores Miguel Ángel Mancera y Cristóbal Arias, que sigue en Morena y es muy atento; diputados federales y locales del PRI, PAN, PRD y PES.
Pero es claro, fue la presencia de Silvano Aureoles lo que apantalló al mandatario morenista.
Pues qué jodidos tiene que se saluden y ya; que se dieran vuelo las y los “cámaras”. ¿Qué se puede especular o descifrar? Neta. Ya en Morena deben entender que Michoacán, México, es de todos, no de un solo hombre ni de un solo partido y pensamiento. Es derecho de todas y todos pensar diferente, tener las más diversas visiones del país que queremos.
El tema, como dice Ricardo Monreal, es conciliar, coincidir en lo fundamental y reconocer que todos estamos aquí; porque aquí nacimos y es nuestro país y no nos vamos a ir. Ni a callar…