Desde el lunes 26, que el Frente Opositor lanzó el método para elegir la candidatura presidencial hemos visto lo inimaginado: al Presidente más mediático y propagandero le ha venido marcando la agenda en las mañaneras y copado la conversación pública. Ya pasó de la risita burlona a la risita nerviosa sobre sus adversarios, al grado de recaer en sus dislates tan imperdonables como eso de acusar con sus papás y abuelos, a los criminales que tienen secuestrados a 16 trabajadores en Chiapas.
No tiene nombre -me cae- que se mofara de esa forma, de la tragedia que viven estas personas y sus familias; como tampoco que el hijo de Silvia Pinal violente públicamente los derechos de un niño por no ser su hijo biológico y no pase nada ni intervenga autoridad alguna en defensa del menor; que otra vez, una “buscadora” de San Luis Potosí y locutora, Mellisa Abigail, haya sido asesinada. En su rancho de La Ruana, Buenavista Tomatlán, mataron ayer a Hipólito Mora y a sus escoltas; el tiroteo duró media hora y nadie de las fuerzas armadas lo ayudó. No hay más gobierno en Michoacán que el de las balas del crimen organizado.
Este es el México que realmente defienden y quieren perpetuar las “corcholatas” de López Obrador, el de la violencia desbordada y total impunidad porque lo que importa es seguir en el poder para poder seguir robando y saqueando.
Desde este lunes, en todos los noticieros y en todos los espacios de opinión, el método mixto -encuestas, debates y elección primaria- el tema es el Frente Opositor y su método; que si es mucho 150 mil firmas. Digo, para el tamaño de quienes aspiran y no poder juntar ese respaldo, mejor que se bajen como Germán Martínez. Pero serán firmas digitales y absolutamente verificables. Nada de bots ni chingaderas.
Que porque a unos no les gusta que una o uno de los participantes termine en “Responsable nacional para la Construcción del Frente Amplio”, que porque se parece a esa figura de “coordinador de los comités para la defensa de la cuarta transformación”. Y los puristas como el ex presidente del INE, Leonardo Valdés, que porque las precandidaturas son hasta noviembre y no en septiembre. A ver, tan inteligentes y estudiados y no se dan cuenta que AMLO esta conduciendo el proceso electoral 2024 ¡y es el árbitro!
Que mayor prueba que la presidenta de la Comisión de Quejas del INE, Claudia Zavala, intentó parar el proselitismo de las “corcholatas” como advertencia también al Frente Opositor, y los consejeros “obradoristas” Rita Bell López y Jorge Montaño, avalados la propia Guadalupe Taddei, echaran abajo la prohibición a campañas anticipadas.
Y ahí esta el senador panista Damián Zepeda, más perdido que los hijos de la “Llorona”. Quiso ser el candidato presidencial del PAN o de la alianza “Va por México”, pero sin el PRI. Que porque este partido no le ha aportado nada. A ver, aliarse ha resultado, y prueba de ello fueron las elecciones intermedias del 2021 donde la diferencia de votos frente a la 4T, fue apenas de 1.4 por ciento.
La senadora Lilly Téllez, bien apuntada para la candidatura del Frente, luego se baja y ahora reconsidera volverse a subir. A ver, esto no es del contentillo. Sus dudas sobre el fondeo para todo el proceso de selección y una eventual inequidad entre ciudadanos y políticos de carrera, es compartida por muchos y por eso la creación del Comité Organizador y de Vigilancia que será el encargado de verificar las etapas del proceso y lo de la lana.
Pero creo que tiene más que ver la reticencia de Téllez e incluso de Claudia Ruiz Massieu, que prefieren no competir con ese bólido en que se ha convertido Xóchitl Gálvez y que el propio AMLO la ve como la favorita en el Frente.
Pero hay que ver con claridad, porque no se trata solo de la candidatura presidencial, sino de la elección legislativa y nueve gubernaturas, y en esta sociedad política que esta armando el Frente Amplio por México, lo que sobra son perfiles profesionales y con experiencia en las cámaras y el gabinete para recomponer tanto desastre. ¿Si o no, la propia Lilly Téllez sería magnifica secretaria de la Función Pública? Esta si, no dejaría pasar ni una mosca.
Ayer se informó de la conformación del Comité Organizador o “INE ciudadano” como ya se le apoda, que tratará los grandes temas de la transparencia, rendición de cuentas, equidad en la contienda y piso parejo para los aspirantes. Se trata de siete expertos electorales y seis integrantes por los partidos y nótese que estos son minoría. Quiénes son:
Arturo Sánchez Gutiérrez ex consejero del INE hasta 2018; Luisa Alejandra Latapí, exconsejera hasta 2008; Rodrigo Morales Manzanares y María Teresa González, ambos ex consejeros; Manuel Herrera ex director del Registro Federal de Electores del IFE hasta 2003; Marco Antonio Baños, ex consejero hasta 2022; Patricia McCarthy ex consejera del INE en Yucatán hasta 2007.
Por el PAN participan Raymundo Bolaños y Armando Tejeda; por el PRI, Rubén Moreira y Rolando Zapata, y por el PRD, Luis Espinosa Cházaro y Claudia Castelo.
Entonces, todo se irá subsanando en el camino para hacer lo correcto y alcanzar los objetivos.
Pero ¿qué es realmente lo relevante que está sucediendo en la oposición?
Lo primerísimo, el acuerdo de tres partidos y la sociedad civil organizada, para construir juntos una candidatura presidencial competitiva, una propuesta viable y convincente al electorado para motivar la participación de los no votantes. Porque si sigue la cuatro, a todos, toditos, nos carga el payaso “eso”.
Segundo, darle el justo valor a la decisión sin precedente en nuestro sistema de partidos, del PRI, PAN y PRD, de ceder su derecho de postular sus propios candidatos, para que sea la sociedad -militante y no militante- la que decida el nombre. Que es por sobrevivencia. Por lo que sea. Al final de cuentas, son instituciones de interés público y sus registros como tales, hasta ahora sigue siendo el mecanismo más viable de competición porque las candidaturas independientes siguen sin cuajar.
Y tampoco hay que demeritar el voto duro; todo aquel rojo, azul y amarillo, como sea, es el “piso” del que parte el Frente Amplio: en las intermedias del 2021, nada menos que 21 millones de votos, frente a 25 millones que estima AMLO para su 4T en 2024 y con meta de 33 millones. ¿Es mucha la diferencia? Ni mais.
Tercero, cuidarse de la cizaña y de la guerra sucia. López Obrador hará todo por reventar al Frente Amplio, desde la mañanera, a través de la cañería del dinero oscuro, con carpetas de investigación y hasta con promesas de cargos.
Por eso, Xóchitl, de una vez, revivió el caso de su hermana presa para que en plena carrera no la agarren por sorpresa.
“La acusan de secuestro, la acusan de haber estado cuidando a una persona secuestrada. Hay testigos que dicen que ella no estaba… Hubo tortura para sacarle la confesión. Hay evidencias, pruebas, pero en once años no ha podido la Fiscalía mostrar lo que dice” (…) Ha sido muy doloroso para la familia. Salí a dar la cara, no salí a decir que no la conozco. Ni modo. Yo sí quería irme lejos, que no me conociera nadie. El morbo, la pregunta, es doloroso. Pero es más doloroso que ella esté ahí. Es muy cañón. Hoy podría entender las injusticias, pero también qué hacer para evitar que en las familias desintegradas, los hijos acaben mal”, dijo a Adela Micha.
Y que tal la pieza producida por Inteligencia Artificial en la que la hidalguense le contesta a la “corcholata” Sheinbaum, que no le ve altura para ser presidenta:
«Me dice Claudia que no cualquier mujer puede ser presidenta y tiene razón, no puede quien no tiene con qué, no puede quien necesita que le ayuden, no puede quien finge ser quien no es» (…) Le dijiste que no puede a la persona equivocada. Dime loca, dime india, dime terca, pero nunca me digas que no puedo».
Cierto, sin AMLO ¿quién sería Claudia Sheinbaum?…