Hoy decidí hablar de política, pero me interesa hablarle al ciudadano común, no al que milita en un partido político o ya es simpatizante de uno, porque ya está definido.
A ese ciudadano apartidista que no ve en los partidos políticos las mejores opciones para que las cosas mejoren, sobre todo, porque la historia sigue escribiéndose a favor de los partidos y no a favor de los ciudadanos que no son parte del sistema de partidos.
Tú que me lees y ningún partido te gusta, quédate con esta idea simple: los dirigentes de los partidos se aprovechan de la tranquilidad y felicidad que supone, para muchos, no tener que pensar ni tomar decisiones, porque esto genera siempre gran incomodidad y preocupaciones, crean zozobra. Pensar y tomar decisiones supone un gran esfuerzo, un desgaste intelectual y emocional que no todos están dispuestos a realizar.
Por lo mismo, el ciudadano apartidista necesita hacer este trabajo y esfuerzo. Aquellos que no tienen preferencias por colores de partido, deben pensar y actuar.
¿Ustedes creen que el grupo del Presidente de la República, los dirigentes partidistas y sus equipos, los legisladores, los gobernadores o los alcaldes y sus grupos políticos perderán algo si su partido político no triunfa en las elecciones de 2024?
Entendamos algo: a la clase política gobernante, sobre todo a los que ya están encumbrados, usted y yo les valemos pura madre. Ellos saben jugar a la política y ganarán posiciones otros tres años, independientemente del partido que gane la presidencia de la República el próximo año.
Por un lado, ellos ya tienen dinero suficiente para no sufrir y, por otro lado, ellos harán arreglos para terminar en puestos que les permitirán como mínimo, sobrevivir mamando del erario público tres años más.
¿Y usted qué tiene? Si ya tiene la estabilidad para no batallar los próximos años, puede no hacerme caso, pero si usted que me lee es de las personas que sale todos los días a ganarse de una manera digna la vida, más vale que piense y actúe.
En 2024 se renovará prácticamente toda la clase política gobernante de México y más vale que usted piense, se arme de huevos u ovarios, decida y salga a votar.
Y si le gana la apatía, no se vaya a quejar después de las elecciones, porque usted pudo mandar a la chingada al partido que le caía mal, pero decidió no moverse de su comodidad mediocre.
Por último, no se olvide de algo: Si usted es de esos que piensa que alzar la voz sale caro, investigue cuánto le costará guardar silencio.
*El autor es consultor, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho / WhatsApp 4433181742.